El tradicional desfile militar con motivo del Día de la Victoria sobre la Alemania nazi, de la que hoy se cumplen 65 años, se ha desarrollado en la Plaza Roja de Moscú.
El ministro de Defensa, Anatoli Serdiukov, pasó revista a las tropas, y el presidente de Rusia, Dmitri Medvédev, pronunció su discurso desde la tribuna, tras lo que sonó el himno ruso, acompañado de salvas.
En la ceremonia, que duró 72 minutos, participaron 10.500 soldados rusos y cerca de un millar en representación de los Estados de la postsoviética Comunidad de Estados Independientes, así como de Estados Unidos, el Reino Unido, Francia y Polonia. Es la primera vez que tropas de países de la OTAN desfilan en la parada militar, a escasos metros de las murallas del Kremlin.
Además, circularon sobre el adoquinado de la Plaza Roja 159 vehículos militares, entre carros de combate, blindados, piezas de artillería autopropulsadas, sistemas antiaéreos y plataformas con misiles.
Abreiron el paso nueve legendarios tanques T-34 y se exhibieron también cohetes táctico-operativos Iskander-M, sistemas de defensa aérea con misiles S-300 y S-400, lanzaderas múltiples de cohetes Smerch y plataformas móviles con misiles balísticos intercontinentales Tópol-M, el arma más temible del arsenal ruso.
Asimismo, 127 aparatos, entre aviones militares de transporte, de asalto, cisterna, bombarderos estratégicos pesados, cazas y helicópteros de asalto y de transporte, surcaron los cielos de la capital rusa divididos en 20 grupos a una altura de 300 metros y a una velocidad de 550 kilómetros por hora.
Aviones de asalto Su-25 y cazas MiG-29 dibujaron en el cielo la cifra 65 y otros seis Su-25, los colores blanco, azul y rojo de la bandera de Rusia.
Cerraron la parada orquestas militares de Estados Unidos, el Reino Unido, Francia y Rusia.
Asistieron a la ceremonia tres mil veteranos, unos 200 procedentes de otros 24 países.
Entre la treintena de líderes extranjeros asistentes se encuentran la canciller alemana, Angela Merkel, el presidente israelí, Simon Peres, y el dirigente chino, Hu Jintao.
La víspera, el jefe del Estado francés, Nicolas Sarkozy, y el primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, se vieron obligados a anular su viaje a Moscú debido a las reuniones para tratar la crisis económica en Europa.
