La Guardia Civil, en el marco de la operación denominada CORTAFUEGO, ha desmantelado una fábrica ilegal de producción de cajetillas de tabaco, ubicada en la Sierra Norte de Sevilla, en concreto, en El Castillo de las Guardas. Se trata de la mayor actividad de producción de tabaco de contrabando localizada en España y con capacidad para elaborar unas 65.000 cajetillas al día. Utilizaba maquinaria de alta tecnología para conseguir gran capacidad de producción y empaquetado.El operativo se ha saldado con la detención de 10 personas y tres imputados, entre los que se encontraban dos individuos de nacionalidad griega mientras que el resto reside en distintos municipios de la provincia sevillana, contando algunos de ellos con antecedentes penales por tráfico de drogas y contrabando. En la investigación, que comenzó en junio del año pasado y se materializó a principios de diciembre, se ha procedido a la incautación de 30 toneladas de tabaco a granel, así como 129 cajas de tabaco recién elaborado, 60.000 euros en metálico, 4 vehículos (entre ellos un camión y una furgoneta), distintas armas de fuego, además de toda la maquinaria y el material necesario para la producción y empaquetado de cigarrillos.En los 11 registros practicados también se han intervenido miles de boquillas para la elaboración de cigarrillos, papel para envolverlos, numerosos cartones con serigrafías de una conocida marca de tabaco, plastificados, cajas de empaquetado, herramientas y otros enseres necesarios para la cadena de elaboración ilegal de tabaco. Material incautado en la operación Cortafuego. / H. PeñaLa operación ha evitado que se ejecutara el proceso de distribución, por el que los miembros de la organización hubieran podido agenciarse algo más de seis millones de euros, según ha informado la portavoz de la Guardia Civil en Sevilla, Rosa Reina. En este sentido, una cajetilla de la marca falsificada tiene un coste en el mercado de unos cuatro euros, aunque la venta ilegal se cifra en menos de la mitad de su precio habitual.Esta fábrica tenía capacidad para estar activa las 24 horas del día, al ser abastecida por dos potentes equipos electrógenos autónomos de última generación, que estaban ocultos en unas cuadras de caballos y se encargaban de abastecer de electricidad a la cadena de producción ya que, debido a la remota localización de la finca, la misma no dispone de suministro eléctrico.La finca en la que estaba ubicada la fábrica está destinada a la explotación de ganado porcino y de otras especies animales, a la que se accede por caminos de difícil tránsito. Dispone de distintos habitáculos para dar hospedaje a los trabajadores, módulos prefabricados pintados de manera mimetizada para dificultar su visualización desde cualquier punto del monte, o incluso desde una aeronave.Los miembros de la organización tenían su sede principal en la nave donde se encuentra la fábrica y usaban otras naves de Sevilla dispuestas para el almacenaje y transporte de la materia prima y del tabaco elaborado hacia los canales clandestinos de distribución.Trabajadores ilegales para mantener activa la producciónPara poder mantener el nivel de producción exigido, la organización tenía que conservar activo todo el proceso de fabricación durante el mayor tiempo posible, para lo que disponían de trabajadores ilegales que vivían en la misma finca, donde se les facilitaban habitaciones y zonas de ocio habilitadas en módulos prefabricados.En el momento de la intervención, la Guardia Civil encontró a dos trabajadores que estaban esperando un camión que los iba a abastecer de tabaco a granel para potenciar la línea de producción de cigarrillos, aunque no pusieron ningún tipo de resistencia al ser arrestados.A los ahora detenidos se les imputan los delitos de contrabando de tabaco, falsificación industrial y blanqueo de capitales, además de otros delitos conexos como delitos contra los derechos de los trabajadores y tenencia ilícita de armas. Tres de ellos ya han ingresado en prisión.