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Desolación de nuevo en Recaredo

el 15 sep 2009 / 02:04 h.

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De las 15.00 se pasó a las 15.30, y de ahí se apuró lo que se pudo, pero no pudo ser. Por segundo año consecutivo, con lo que eso duele, la antigua hermandad de los negros se quedó compuesta y sin cofradía. Y eso que se habían previsto alternativas para acortar el recorrido -el capataz Antonio Santiago ya estaba sobre aviso, y su discurrir por la Ronda podría haber sido casi maratoniano en caso de extrema necesidad-.

Por barajarse, se negociaron incluso sendos refugios posibles en las iglesias de Santiago, vulgo de La Redención, y la Anunciación en caso de un más que previsible chaparrón. Pero no hizo falta. Las nubes descargaron con fuerza a la hora de autos e hicieron que la decisión de la junta de gobierno fuera de cajón: no se salía.

Así lo anunció desde el púlpito el alcalde de la hermandad, Julio Sanz que, cariacontecido, dio las pertinentes explicaciones. Las caras de desolación se multiplicaban; los nazarenitos más jóvenes, convenientemente pertrechados con su túnica blanca y escapulario azul, no acertaban a comprender lo que sucedía. Hasta que, como sus padres, tuvieron que desalojar la capilla y enfrentarse al aguacero implacable que malogró la sobremesa de Jueves Santo en Sevilla. "Otro año más", era la frase más repetida en los corrillos de hermanos.

Y van dos seguidos. Ojalá que no se cumpla el dicho de que no hay dos sin tres y, por el contrario, se dé a valer ese otro que dice que hay tres jueves que relucen más que el sol, siendo el primero el del Jueves Santo. Habrá que esperar a 2009.

El Cristo de la Fundación y la Virgen de los Ángeles no se quedaron solos en su ayuno de paseo. Tanto los hermanos como toda Sevilla les regalaron su compañía a base de ratitos, besos, plegarias y más lágrimas. Para entonces, el sol ya había dicho aquí estoy yo.

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