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Despedida multitudinaria a los cuatro fallecidos de Benacazón

La parroquia de la Virgen de las Nieves volverá a quedarse pequeña tras el multitudinario entierro de la quinta víctima el sábado.

el 06 jun 2010 / 09:10 h.

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Benacazón fue en la tarde del domingo un pueblo prácticamente desierto, pero lleno de dolor y consternación. Todos sus habitantes fueron a llorar la muerte de cuatro de sus vecinos a la parroquia Santa María de las Nieves, triste protagonista de la jornada. En la iglesia se ofició el funeral de Antonio G.P., Antonio M.R., Juan G.G. y Manuel G.M., los cuatro operarios que fallecieron el pasado jueves en la explosión de la pirotecnia donde trabajaban. El sepelio, que comenzó a las 19.00 horas, fue oficiada por el arzobispo de Sevilla, Juan José Asenjo.

La plaza Pablo Iglesias, donde está ubicada la puerta principal del templo, estuvo en todo momento a colapsada por cientos de vecinos. A las puertas de la iglesia habían dejado decenas de ramos de flores que habían hecho llegar a las familias en señal de duelo y de pésame.
Todo era silencio en las horas y los minutos previos a la celebración de la misa. Silencio de dolor y de incomprensión. "Estamos abrumados y consternados de dolor -aseguró Asenjo-, pero la vida no acaba aquí. Ahora no podemos comprender estas muertes inesperadas, pero Dios está con nosotros".

El arzobispo de Sevilla pidió también "a María que interceda por estas familias y en este valle de lágrimas para que puedan tener la misma fortaleza que tuvo ella cuando afrontó la muerte de su hijo".
Fueron numerosas las autoridades que acudieron al sepelio en Benacazón para mostrar sus condolencias a las familias de los cuatro fallecidos, entre ellos, el consejero de Gobernación, Antonio Pizarro -que sustituyó al presidente de la Junta, José Antonio Griñán-; el delegado del Gobierno en Sevilla, Juan José López Garzón; el subdelegado del Gobierno en Sevilla, Faustino Valdés; la delegada provincial del Gobierno de la Junta, Carmen Tovar. La comitiva que éstos conformaron al entrar a la iglesia estuvo encabeza por la alcaldesa de la localidad, Juana María Carmona.

Desde muchos minutos antes de iniciarse la misa, la iglesia estaba a rebosar y no dejaban de entrar y salir vecinos para dar su pésame a las familias. Cuando Juan José Asenjo comenzó con la misa, eran más los vecinos que se agolpaban en el exterior del templo que los que había en el interior. Todos ellos sumidos en un silencio de incomprensión.

El accidente laboral tuvo lugar el pasado día 3 , cuando una explosión destrozó la caseta de cargas de la pirotecnia Virgen de las Nieves y se llevó por delante la vida de estos cuatro trabajadores, además de dejar malherido a una quinta persona, un amigo de éstos que estaba de visita, y que falleció horas después en el hospital. La explosión fue seguida de un incendio, que los bomberos tardaron hora y media en dar por extinguido, además de garantizar la seguridad del lugar teniendo en cuenta el peligro del material pirotécnico con el que allí se operaba.

La capilla ardiente se había instalado por la mañana en el salón multiusos del parque del pueblo para los tres trabajadores muertos en este accidente laboral -Antonio G.P., Juan G.G. y Manuel G.M.- de manera que los vecinos y amigos pudieron mostrar sus condolencias a los familiares. Mientras, el cuerpo de Antonio M.R., que era uno de los dueños de la fábrica y también falleció en la explosión, fue velado en el Tanatorio del Aljarafe, situado en el municipio de Sanlúcar la Mayor.
Su entierro tuvo que esperar hasta ayer porque hasta la tarde del sábado no llegó desde el Laboratorio de Criminalística de la Guardia Civil, en Madrid, la confirmación plena de su identidad.

Tras la deflagración, los cadáveres quedaron en muy mal estado y tuvo que recurrirse a la prueba del ADN para confirmar la identidad de estos cuatro hombres.

En todo caso, el proceso se hizo con la máxima celeridad y, pese a haber un fin de semana por medio, las muestras fueron enviadas el sábado por la tarde en AVE para poder acelerar el sepelio.

El día anterior al sepelio había tenido lugar el funeral por la quinta víctima mortal del siniestro, Alejandro V.C., quien había sido el último en fallecer, en concreto 24 horas después en el hospital Virgen del Rocío donde había ingresado con quemaduras en el 98% de su cuerpo. Su funeral también tuvo lugar en la parroquia, oficiado por Florencio Gullón, e igualmente congregó a numerosos vecinos, hasta el punto de que la iglesia se quedó pequeña y el oficio tuvo que ser seguido desde fuera, donde la Policía Local había acotado calles vías aledañas, contándose con la colaboración de la Guardia Civil.

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