La tradicional estampa de los nidos de cigüeñas en el santuario de Consolación de Utrera es ya historia, tras la retirada de los tres que existían en el templo y que sumaban más de 600 kilos. La medida se adoptó por el daño en la estructura de la torre y en la parte trasera de la iglesia, ante la presencia de las propias cigüeñas que se acercaron a curiosear impotentes cómo terminaban con su hogar.
Con la intención de salvaguardar la integridad de este importante edificio que preside la patrona de la ciudad, el rector del santuario, Diego Pérez, había iniciado la tramitación correspondiente ante la Consejería de Medio Ambiente hasta que logró la autorización. Para deshacerse de los nidos fueron necesarias ocho horas de trabajo, además de la instalación de un vehículo con una grúa que alcanzara la parte más alta de la iglesia. "Se podrían haber instalado unos andamiajes en el edificio, pero resultaría mucho más costoso, y la grúa es algo más operativo", expusieron desde el servicio municipal de emergencias. Las tareas estuvieron a cargo de los bomberos.
El primero de los nidos retirados, de más de 100 kilos de peso, estaba sobre la cubierta del crucero de este templo. Los otros dos, de unos 250 kilogramos cada uno, ocupaban sendas esquinas del campanario del templo. Todos ellos presentaban gran cantidad de material, siendo piezas bastante fuertes y compactas, por lo que costó mucho trabajo lograr desmembrarlos y retirarlos, todo ello buscando hacer el mínimo daño posible en la cubierta.
Los bomberos también eliminaron los "matojos, plantas e incluso algún arbusto que estaban incrustados en las paredes y el tejado del campanario. Precisamente para evitar que se reproduzcan, rociaron con herbicidas.
Esta intervención se completa con el regreso de la grúa al santuario de Consolación para acometer unas tareas de consolidación en el campanario, sellando los lugares por donde aparecen las plantas, entre otras tareas. En este sentido, el rector adelantó también que se pretende pintar la parte superior de la torre, adonde "resulta más complicado acceder en condiciones normales".
Los nidos, que llevaban muchos años coronando el templo, se encontraban en un lugar "estratégico" para estas aves, al estar cerca del pantano Torre del Águila, donde las cigüeñas obtienen comida y ramas, así como del vertedero, lo que puede comprobarse al contemplar la cantidad de plástico y prendas que conformaban su hogar. De igual modo, el buen clima que se registra en la comarca hace que este tipo de pájaros permanezcan ahora casi todo el año aquí.
