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Destituido un subdirector de la cárcel por la fuga de los presos

Instituciones Penitenciarias ha abierto expediente al jefe de servicio y a los dos funcionarios que estaban de guardia esa noche porque la secuencia de fallos se debió a la dejadez en la vigilancia

el 12 feb 2010 / 18:50 h.

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El cúmulo de fallos que permitió que dos presos se fugaran de la cárcel de Sevilla hace 10 días ya tiene consecuencias: la destitución del subdirector de Seguridad y la apertura de expedientes al jefe de servicio del turno de noche y a los dos funcionarios que debían vigilar el módulo del que huyeron los reclusos, que siguen libres.

El informe preliminar concluye que la fuga fue entre la medianoche y la una de la madrugada, pero nadie lo detectó hasta el recuento de presos de las ocho de la mañana, siete u ocho horas más tarde. Dado el largo recorrido de los prófugos y las evidencias que dejaron a su paso, queda claro que las rondas de vigilancia que debían hacerse durante la noche no se hicieron, o desde luego no se hicieron bien.

Instituciones Penitenciarias considera acreditado que una “secuencia de fallos humanos” y “cierta dejadez” permitieron esta evasión: los funcionarios no cumplieron con su deber de vigilar, ni se revisaron los sistemas de seguridad automáticos que complementan estas guardias, como la alarma que no sonó y que no se comprobó en toda la noche, en contra del protocolo.

La fuga permitió la madrugada del jueves 4 la evasión de El Rafi, un conflictivo recluso de 29 años que cumplía una condena de siete años y medio por robo y estaba a la espera de juicio por matar a un hombre de un tiro en la cabeza en 2008. Llevaba dos años y medio huido de la Justicia, tras no regresar de un permiso penitenciario. Con él se fue un marroquí de 22 años, Mohamed Larbi, que cumplía tres años y medio por robo con violencia y esperaba el juicio por otro robo.

Según la investigación de los expertos en Seguridad de Instituciones Penitenciarias, los internos desmontaron una cama e hicieron un pequeño agujero de unos 20 por 25 centímetros por el que salió el marroquí, que abrió la puerta al Rafi. Otros internos oyeron golpes entre la medianoche y la una, sólo tres celdas más allá del puesto donde debían estar los funcionarios, e incluso preguntaron a los dos reclusos si les pasaba algo. Los vigilantes, sin embargo, no acudieron.

Los dos internos salieron a la galería y sortearon varias estancias hasta llegar a una terraza, desde la que saltaron el muro perimetral dejando enganchadas en el alambre las chaquetas usadas para protegerse. El somier de la cama quedó desmontado en la celda, pero nadie se percató aunque durante toda la noche debieron hacerse varias rondas, según explicaron ayer fuentes conocedoras de la investigación. La alarma no sonó porque los sensores estaban desconectados.

Los sindicatos ya habían dicho que esa noche llovía y que eso hacía que la alarma de perímetro fallara, pero estas fuentes aclaran que ese sistema debe comprobarse cada cierto tiempo, precisamente para evitarlo. Por otro lado, otras fuentes aseguran que a veces los funcionarios desconectaban la alarma para evitar tener que acudir a falsos avisos.

El subdirector de Seguridad ha sido destituido por ser el “responsable directo de velar por el cumplimiento de los procedimientos y de la supervisión y verificación de los sistemas de seguridad”, aunque seguirá trabajando en la prisión. Al ser un cargo de confianza puede cesar en cualquier momento, pero no se prevén otras penalizaciones.

El jefe de servicio y los dos funcionarios, en cambio, pueden realizar alegaciones, ya que el expediente abre un proceso administrativo para determinar la gravedad de los fallos cometidos. Al final pueden ser archivados, o acarrear sanciones que van desde una amonestación hasta la suspensión de empleo y sueldo.

La cárcel, que a raíz de la fuga ya reforzó las rondas nocturnas, ha procedido también a una exhaustiva revisión de los sistemas y protocolos de seguridad para intensificarlos “y que esto no vuelva a ocurrir”.

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