Agentes de la Comisaría de Albacete han procedido a la detención de J.A.M., de 20 años y vecino de la capital, con antecedentes policiales por otros hechos de similar naturaleza, como presunto autor de varios delitos contra el patrimonio y el orden socioeconómico por estafar a través con el uso de las tecnologías de la información y la comunicación a más de una decena de usuarios repartidos por toda la geografía española. Después de actuar en dos ocasiones con el ahora detenido, implicado en estafas con víctimas en Valencia, Alicante y Granada, la Policía de Albacete conoció varias denuncias más, interpuestas en comisarías de Policía de diferentes puntos del territorio nacional, como Jaén, Melilla, Cantabria, Almería, Burgos, Murcia, Sevilla y Córdoba, ha informado la Delegación del Gobierno en nota de prensa. En estas comisarias, los afectados manifestaban haber sido víctimas de una estafa a través de Internet, al haber realizado compras de terminales telefónicos de alta gama tipo, que oscilan entre 175 y 400 euros, donde un usuario que aludía ser propietario de una tienda virtual de telefonía se ponía en contacto con estos ofreciendo terminales telefónicos a precios más que factibles. Así, una vez los defraudados ingresaban el dinero en un número de cuenta bancaria, no recibían ningún dispositivo ni volvían a tener noticia del falso vendedor. Las gestiones permitieron concretar que el protagonista de los engaños era el mismo de casos parecidos anteriores, lo que ha llevado a su nueva detención y puesta a disposición judicial. Su procedimiento ha seguido el esquema repetido. A través de conocidos portales de compra venta de artículos de segunda mano, captaba anunciantes interesados en comprar smartphones de gama alta, con los cuales contactaba, simulando ser gerente de una conocida tienda virtual, dedicada a la venta de todo tipo de artículos de telefonía, ofertando los terminales a precios muy por debajo de su mercado. Una vez recibido el dinero de sus víctimas, no enviaba ningún tipo terminal a los usuarios demandantes, que perdían toda posibilidad de comunicar con el estafador.
