La Policía Nacional ha detenido a tres personas por vender droga en las Tres Mil Viviendas a otros traficantes a mediana escala y a consumidores de toda la provincia. La red tenía sus propias reglas del juego: llevaban la droga en bicicleta y avisaban de la presencia policial al grito de "tomates verdes".
El grupo de Mediano Tráfico de Drogas investigó tras recibir denuncias vecinales y averiguó que, aunque los jefes eran una pareja de 24 años que respondía a los apodos de Paquito y Manoli, ambos con antecedentes, toda la familia echaba una mano. Vendían las sustancias más habituales -cocaína, heroína y el combinado de ambas, llamado rebujito- en cuatro pisos de las 624 Viviendas, la zona más marginal del Polígono Sur, y tenían un chalé en Mairena del Aljarafe. Los cinco inmuebles eran suyos aunque ninguno de los dos tiene trabajo.
Estas dos personas, ayudadas por un tercero, recibían partidas de droga de cierta importancia y la vendían a otros traficantes o a consumidores de toda la provincia. Como este tipo de delincuentes suele tener la droga separada en distintas casas para evitar quedarse sin ella si la Policía interviene, los agente realizaron una estrecha vigilancia en la que detectaron los métodos de protección que usaban: el intermediario Francisco R.G. alias Hermanito, de 45 años y también con antecedentes, la llevaba en bicicleta desde el lugar donde la guardaban adonde se vendía.
Lideraba una red de avisadores que daban la alarma si la Policía se acercaba. Se les suele llamar aguadores, porque los delincuentes suelen gritar agua cuando ven a la Policía, pero en este caso la voz era "tomates verdes", o golpes de mechero en la barandilla de las casas. Estas personas ayudaban a los traficantes a cambio de dosis de la droga y de alojamiento, lo que servía a los traficantes para que las viviendas estuvieran siempre ocupadas, aunque el horario de venta solía ser de entre diez y doce horas.
Una vez atados todos los cabos, la operación se saldó con la detención de los cabecillas, Francisco S.B. y Manuela J.V., los dos de 24 años, y el registro de los cuatro pisos, en los que se localizaron un revólver del calibre 38 especial y una pistola simulada, cargadores y munición variada; cuatro armas blancas; heroína, cocaína y sustancias para adulterarlas que hubieran alcanzado en el mercado negro un valor de 3.000 euros; 11.000 euros en efectivo y numerosas joyas.