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La devoción vence de forma abrumadora en el conflicto entre fe y prevención ante la gripe A, al menos en Sevilla. Y el besamanos de la Virgen de los Reyes ayer, el segundo en el año y que continúa hoy de 9.00 a 14.00 horas, fue buena muestra de ello. Los devotos que se acercaron hasta la Catedral coincidieron de forma abrumadora en anteponer su fe.

el 16 sep 2009 / 07:28 h.

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TOMÁS MURIEL (Vídeo: Charo Morales)

La devoción vence de forma abrumadora en el conflicto entre fe y prevención ante la gripe A, al menos en Sevilla. Y el besamanos de la Virgen de los Reyes ayer, el segundo en el año y que continúa hoy de 9.00 a 14.00 horas, fue buena muestra de ello.

Los devotos que se acercaron hasta la Catedral coincidieron de forma abrumadora en anteponer su fe al cumplimiento de las precauciones que desde algunas diócesis españolas, caso de las de Toledo y Málaga, se han venido realizado en estas últimas semanas a los fieles a la hora de besar imágenes o reliquias, así como de presignarse con agua bendita o dar la paz, indicando que eviten en la medida de lo posible ponerse en contacto directo con otras personas, así como con elementos que han soportado besos, caricias y roces.

"La fe está por encima de todo". Así de contundente se mostraba Emilio González bajo el dintel de la Puerta de Palos, previo a incorporarse a la cola del besamanos. Reconocía que cada uno es libre de hacer lo que quiera, pero que confía en que por besar las manos de la patrona de la Archidiócesis de Sevilla "no va a pasar nada".

Asentía Ángeles Alonso, llegada desde El Castillo de las Guardas expresamente para ver a la Virgen y para quien las recomendaciones son "chocheos de los curas". La verdad es que se saltaba todo tipo de indicación, repartiendo a diestro y siniestro caramelos de café (que ya tenían su buen manoseo) entre otras devotas que esperaban para acceder al templo catedralicio.

Del interior de la Capilla Real salió una señora con lágrimas en los ojos que por supuesto había cumplimentado con la tradición:"¡Para mí es lo primero, es la madre de Dios y la madre mía!".

Todos los que formaban parte de la cola que serpenteaba por el interior de la capilla depositaban su beso en las manos de la imagen. Tan sólo una mujer, que suele tocar la imagen antes de besarla, apoyó las recomendaciones realizadas, pero la mayoría toqueteaban hasta las estampas. Y es que para ellas no hay gripe A que valga ante la devoción.

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