José Antonio Griñán sólo necesitó tres minutos para explicar que abandona la secretaría general del PSOE-A, la federación más poderosa del partido, y deja el timón en manos de la misma persona que le sucedió en la presidencia de la Junta: Susana Díaz. Fin de la cita y de la bicefalia. El comité director del PSOE-A de ayer, máximo órgano entre congresos, es el séptimo que se celebra en 14 meses. En el orden del día sólo estaba la elección de los 108 delegados andaluces que asistirán a la conferencia política del partido, en Madrid, que servirá para diseñar el proyecto político socialista a largo plazo. Pero en las últimas horas se había filtrado que Griñán anunciaría su despedida inminente, después de tres años y medio en el cargo. Eso generó gran expectación, pero el líder socialista congeló los ánimos, barrió la pompa del discurso y con ella a toda la prensa convocada para escucharle. Seré extremadamente breve, avisó. Algunos periodistas ni siquiera habían tomado asiento cuando fueron invitados a salir de la sala, mientras cientos de militantes ovacionaban en pie el breve discurso del expresidente.
Griñán seguirá siendo presidente del PSOE federal, pero la de ayer fue su primera intervención en un comité director sin ser presidente de la Junta y la última como secretario general del PSOE-A. El viernes propondrá a la comisión ejecutiva regional la celebración de un congreso extraordinario, previsiblemente en Granada, los días 23 y 24 de noviembre. En ese acto dejará de ser oficialmente el líder de la federación más poderosa de los socialistas y su asiento lo ocupará por primera vez una mujer.
Faltan casi dos meses, aunque Díaz controla desde ayer el poder orgánico y será el principal referente del socialismo andaluz en la conferencia política (segunda semana de noviembre). Estamos en el desenlace natural de una estrategia que habrá de servir para recuperar a la política como instrumento para construir una sociedad más justa desde el liderazgo de una mujer que sé que es capaz de conseguirlo, dijo Griñán, subrayando que esta nueva etapa que se inició con la renovación institucional debía completarse en lo orgánico. Gracias Susana, lo estás haciendo tan bien que hasta tus más perseverantes detractores te miran con respeto, concluyó.
Acertaste, pepe // Tras su discurso, ya a puerta cerrada, hubo 11 peticiones de palabra, la mayoría de los secretarios provinciales, y todas para respaldar la estrategia del expresidente y para elogiarle. No hubo críticas sonoras, excepto un interviniente que cuestionó que se haya anunciado el congreso antes de la conferencia política. Pero incluso el PSOE de Jaén, la provincia crítica con más peso ahora, dio su apoyo. Tenía dudas, pero acertaste, Pepe, dijo su secretario provincial, Francisco Reyes. En la réplica, Griñán respondió con humildad: Nada me debe nadie a mí, todo le debo yo al partido, y explicó que ha dado un paso atrás porque para las próximas elecciones será septuagenario y es preciso dar entrada a savia nueva. El expresidente defendió a Díaz, de quien dijo que es todo menos una esponja, que está demostrando solvencia y criterio propio, y que en este tiempo he aprendido yo más de ella que ella de mí. En clave nacional, Griñán aseguró que el PSOE federal debe aprender del ejemplo que está dando Andalucía, según las fuentes consultadas.
Todas las voces defendieron la unidad del partido en torno al liderazgo sin fisuras de Susana Díaz, envuelta en un halo de unanimidad y devoción por parte incluso de otros barones socialistas. Díaz es aún secretaria provincial del PSOE de Sevilla. Su relevo aquí se producirá una semana después del congreso extraordinario, el 30 de noviembre, cuando los socialistas sevillanos elegirán un nuevo líder. El presidente de la Diputación y mano derecha de Díaz, Fernando Rodríguez Villalobos, se postula para sucederla. Otros nombres que suenan son el de Verónica Pérez (política institucional del PSOE-A), José Muñoz (secretario de organización del PSOE sevillano) y Carmelo Gómez (vicesecretario primero).
Griñán accedió a la presidencia de la Junta en abril de 2009, gracias al apoyo decisivo de su predecesor, Manuel Chaves, que llevaba 19 años en el cargo. Surgió entonces una compleja e inédita bicefalia: Griñán asumió el poder institucional, pero Chaves, que se fue a Madrid como ministro de Zapatero, conservó el orgánico. En pocos meses se puso en evidencia que la fórmula no funcionaba. Griñán sentía que un sector crítico, próximo a Chaves, protestaba sus decisiones y cuestionaba sus nombramientos. Forzó un congreso extraordinario para atesorar el poder orgánico que, creía, le faltaba para controlar su propio Gobierno. A partir de ahí su relación con Chaves comenzó a enfriarse. Con 63 años de edad, Griñán fue elegido líder del PSOE-A en marzo de 2010 con el 99,8% de los votos. Ha ocupado el cargo tres años y medio, un líder de transición si se tiene en cuenta que Chaves ocupó la secretaría general 16 años. Sin embargo, en ese breve tiempo Griñán tomó una decisión fundamental para el futuro del PSOE: decidió separar la convocatoria de elecciones andaluzas de las generales, lo cual le permitió mantenerse en el Gobierno andaluz contra todo pronóstico (pocos meses antes el socialismo fue barrido en las urnas). Chaves ocupó la secretaría general del PSOE-A entre 1994 y 2010. Antes lo fue el expresidente José Rodríguez de la Borbolla, que estuvo 11 años (1977 y 1988) y Carlos Sanjuán, seis años, entre 1988 y 1994.
