La Junta “rescatarᔠla construcción

Susana Díaz vuelve a mirar al ladrillo, con “tolerancia cero” frente a la especulación, para remontar el paro. La socialista lanza seis ofertas de pactos a la oposición que naufragan en un debate con un PP-A sin liderazgo

el 22 ene 2014 / 12:58 h.

susanaI. Morillo / M. Ureta "Lo diré claro: hay que acabar con la especulación, no con el sector de la construcción”. La presidenta de la Junta, Susana Díaz, fijó ayer en el Parlamento andaluz la hoja de ruta económica de los próximos meses y marcó un giro. De repente, la construcción ha vuelto a resurgir entre los sectores prioritarios para el Gobierno andaluz después de años en los que ha sido considerado como uno de los males de origen de esta crisis. Lo decía mucho el PP andaluz, que acusaba permanentemente al Gobierno andaluz de “demonizar” al sector, con gran aplauso de la patronal. La Junta reconoce ahora que fue necesario frenar la especulación urbanística y que por eso aprobó una normativa que, ahora admiten, ha podido ser demasiado restrictiva. Quieren que esto cambie. Si la construcción llegó a representar el principal pilar de la economía andaluza, con un peso del 13% en el PIBde la comunidad, en estos momentos ha caído hasta el 4%, por debajo de la media española. Sus parados representan prácticamente la mitad del millón y medio de desempleados que tiene Andalucía. Junto a la minería –la Junta ha sacado a concurso los proyectos de Aznalcóllar y Minas de Río Tinto–, la construcción es el otro sector que el Gobierno apuesta por “revitalizar”. Díaz trató de defender el nuevo discurso económico del Gobierno andaluz sin entrar en contradicción con lo que se ha hecho hasta antes de ayer. El Presupuesto andaluz de 2014 da una estocada de muerte a la inversión pública y no contempla obra nueva. Y también trató de hilvanar su hoja de ruta sin levantar roces internos con los socios de Izquierda Unida, que ayer recordaron en varias ocasiones su apellido de Los Verdes y que tienen claro que el nuevo modelo productivo de la comunidad no puede seguir mirando hacia quienes entienden que han conducido a esta crisis. La Consejería de Fomento y Vivienda, la que tiene que negociar con los constructores, está en manos de IU y su titular Elena Cortés ha adoptado decisiones que han abierto graves brechas con los empresarios. Entre esas decisiones políticas está la suspensión de la fórmula de confinanciación público-privada –que garantizaba a los contructores mantener vivos proyectos con presupuesto público– o la formulación de un nuevo plan de vivienda que, por primera vez, no contempla obra nueva y que se encomienda a la rehabilitación para impulsar el sector del ladrillo. La presidenta socialista ya había advertido en el inicio del curso político que el “fundamentalismo medioambiental” había quedado atrás en su Gobierno y ayer explicó por donde caminará. Ha “dado instrucciones” para que en el primer trimestre del año se constituya una “mesa de trabajo de la construcción sostenible” donde se sentarán instituciones públicas, empresas constructoras y del sector energético, organizaciones empresariales, sindicales y de consumidores, además de expertos e investigadores. El objetivo: buscar nuevas oportunidades para este sector. Los límites serán la protección del patrimonio natural de Andalucía y una posición de tolerancia cero con la especulación, insistió Díaz. La presidenta vinculó además la demolición del hotel de El Algarrobico, emblema de las barbaridades del ladrillo en la costa, a un plan de empleo para el municipio de Carboneras (Almería), donde se ubica el macrohotel. Y puso el acento ecologista con la apuesta de la Junta por elevar la protección medioambiental en la finca de La Almoraima, en el Parque Natural de los Alcornocales. Esta finca protagoniza el penúltimo enfrentamiento entre la Junta y el Gobierno central, que quiere vender su parcela en La Almoraima a un grupo de inversores extranjeros por 300 millones de euros para construir un coto de caza de lujo. Hasta que el Ministerio de Medio Ambiente no abrió la puerta a la venta, la Junta no había movido ficha para reforzar la protección en esta zona. Entre los sectores económicos “de arrastre”, que la Junta seguirá arropando por ser los más potentes, Díaz señaló el agroalimentario, turístico, aeronáutico, energías renovables y biotecnología. La Junta también aspira a posicionarse en la llamada economía azul o la economía digital. La presidenta estrenó ayer una comparecencia que ella misma se había comprometido a hacer cuando tomó posesión. Díaz rendirá cuentas ante el Parlamento cada seis meses. De momento lleva 137 días de Gobierno pero decidió acudir a la Cámara al comenzar el año. Entre los deberes que puso a su Gobierno también situó la renovación de la concertación social. También será en el primer trimestre del año. El actual acuerdo con empresarios y sindicatos caducó el pasado diciembre en un momento en el que está más cuestionado que nunca. El modelo, que la Junta suscribe de forma ininterrumpida desde 1993, se someterá a un examen tras los escándalos de las facturas falsas de UGT o la presunta estafa con una promoción de VPO en la Confederación de Empresarios de Andalucía (CEA) y cuando el último acuerdo no ha servido para recortar el 36% de paro que lastra a la comunidad. De momento, los fondos de formación para los parados, una lluvia de millones que llegaba desde la UE, dejarán de administrarlas los agentes económicos y sociales. No se sabe mucho más de en qué consistirá el nuevo diálogo social más allá de que estará “abierto a nuevos actores y protagonistas”. Díaz arrancó su comparecencia con una oferta de pactos al Partido Popular. Tendió la mano a la oposición para alcanzar seis acuerdos en temas “esenciales”. Confió en que la oposición apoye su petición ante el Gobierno de Mariano Rajoy de un plan especial de empleo para Andalucía. Reclamó también la alianza con el PP para abordar el debate de la reforma de la financiación autonómica y para reivindicar los fondos europeos que deben repartirse desde Madrid. Solicitó consenso para acelerar la conexión ferroviaria del Puerto de Algeciras y para cerrar un Pacto por la regeneración política. Además, Díaz ha invitado a la oposición a sentarse a la mesa de la concertación social. Todo este espíritu de acuerdo con el que impregnó Díaz su discurso se derrumbó cuando el portavoz socialista, Mario Jiménez, subió a la tribuna en el papel de poli malo para atizar muy agresivamente al líder de la oposición, Juan Ignacio Zoido. Y quedó casi enterrado cuando el jefe de las filas populares ni siquiera respondió a la oferta de pactos. El PP andaluz no tiene aún despejado quién será su presidente, Zoido anunció hace un año su marcha, y eso lo distorsiona todo.

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