Local

Diccionarios sobre la muerte

Las excesivas peticiones de autopsias en casos de muerte natural, un 50% del total, colapsan el servicio de Patología

el 11 nov 2012 / 20:13 h.

TAGS:

Forenses del Instituto de Medicina Legal preparan un cadáver para realizarle la autopsia.

En un juzgado, cuando hay víctimas mortales, las autopsias son como un diccionario: desentrañan las causas, explican las diferencias entre una y otra, y en su caso precisan qué delito define mejor lo que le ocurrió al fallecido. Por eso los forenses del Instituto de Medicina Legal, que asesora a los tribunales de Justicia, analizan cada muerte violenta que ocurre en Sevilla, un millar al año, para determinar si una puñalada fue intencionada o fortuita, si un fallecido pudo o no defenderse en el momento de la muerte o si lo que parece un suicidio en verdad lo es.


"Prácticamente en todas las muertes sospechosas encontramos indicios de delito", explica Jesús Parejo, su director. "Y a veces en la autopsia se hacen hallazgos que permiten probar que una muerte ha sido homicidio o asesinato, y no un accidente", explica. Como en el parto de una mujer que alegó que había tenido a su hijo en el agua porque era naturista, y luego se había desmayado y el bebé había muerto, "cuando en realidad se pudo demostrar que el niño había nacido vivo y lo había ahogado. La condenaron a 18 años", recuerda. "O la puñalada que tiene siete trayectorias y en el juicio el acusado dice que la víctima se le echó encima: hombre, una vez se te echa encima, y dos, pero... ¿siete veces, las dos últimas estando ya muerto? Eso no".


Los forenses tienen luego que explicar cómo se produjo la muerte a los tribunales, y a los jurados populares en muchos casos al ser los competentes para enjuiciar asesinatos y homicidios. Aunque Parejo asegura que consiste sólo en traducir términos científicos, como hace cualquier médico al explicar a su paciente su enfermedad, admite que en algunos juicios ha llegado a interpretar escenas, como en un teatro, "para que se entienda cómo es el proceso de un apuñalamiento o un ahogamiento, o para que se vea si un disparo ha sido a distancia o a bocajarro". Los tribunales suelen preguntarles. Parejo recuerda una vez que un jurado les envió una pregunta cuando ya había comenzado su deliberación.


En la última década, el Instituto se ha tomado en serio la especialización de los 39 médicos del servicio, marcando la línea que separa a los que se ocupan de los vivos de quienes se encargan de los muertos. Para esto último, los siete forenses del servicio de Patología trabajan mano a mano con la Policía para comenzar su análisis desde que se encuentra un cuerpo. "Para un forense, acudir al levantamiento del cadáver supone tener más información para realizar la autopsia". El escenario de un suicidio, por ejemplo, presenta indicios para saber qué se debe buscar. "Las autopsias más difíciles son las que se realizan a un cuerpo que ha sido encontrado en un lugar distinto al de la muerte, y que no tiene signos de violencia evidentes, porque empiezas desde cero", admite Parejo.


Tampoco es lo usual: las estadísticas dictan que la mitad de las autopsias que realizan concluyen que la muerte fue natural y un 15% suicidios, un porcentaje que en los últimos años ha superado al de los accidentes de tráfico, que suponen el 13%. Les siguen los accidentes casuales (10%), homicidios o asesinatos (con sólo un 5%), intoxicación por drogas (5%) y por último los accidentes laborales (2%). En esto, Parejo tiene una queja, porque les llegan muchas muertes naturales para autopsias porque el médico que debe certificarlas no lo hace, alegando que ignora la causa. "Es la judicialización de las muertes naturales: suele pasar en urgencias y atención primaria, y a veces en hospitales; los médicos se inhiben, cuando por los antecedentes y la situación la mayoría de las veces la causa es evidente. Eso satura el servicio, y supone un gasto para la administración y un sufrimiento para las familias", explica el director del Instituto de Medicina Legal.
"Por ejemplo, si un hombre fallece sin signos de violencia de lo que parece un infarto y tiene cuatro anteriores, no tiene sentido una autopsia", alega. El que el 50% de las autopsias sean casos de muerte natural y que en estos cadáveres no haya "ninguna ocasión en la que se haya encontrado otro motivo" avalan su denuncia. Un convenio con el SAS tratará de resolverlo.

avances tecnológicos. La tecnología ha supuesto un giro radical. "Antes era más trabajoso, más artesanal. Si parecía que el proyectil de un disparo estaba dentro del cuerpo, había que mirar en cada parte hasta encontrarlo. Luego vinieron los rayos X y ahora la digitalización de los rayos X, que lo facilita todo mucho". Igual ocurre con las fracturas: no hace falta abrir el cuerpo para saber cómo son y dónde están. Parejo ve su papel más importante ahora que proliferan los informes privados en los juicios, encargados por una parte interesada. "Ahí ayudamos mucho, porque nosotros somos imparciales, nuestras deducciones son científicas y los tribunales se apoyan en nosotros". En eso, asegura, está su premio: "Los más satisfactorios son los casos en los que te ponen más excusas y al final se puede demostrar lo que ha ocurrido. Es la paga que recibe el médico forense".

  • 1