Vale, vale, que si salían en el siglo XIX o en los años cuarenta, pero después dejaron de sacarse y ahora salen, que el paso no es nuevo, que es muy antiguo y el Cristo más, que si el barrio lo demandaba, que si patatín que si patatán.
Todo lo que ustedes quieran, pero la vida es así, no la he inventado yo, y el menda, cuando era niño -hace, pero no hace tanto- veía toda la Semana Santa desde La Paz a La Soledad de San Lorenzo, y no salían los siguientes pasos, que me resultan nuevos (a no ser que 40 o 45 añitos de nada, ¿qué es eso para Sevilla? sea mucho), ahí van: Cristo de la Humildad y Paciencia de La Cena, Cristo y Virgen de Jesús Despojado, Virgen de Guadalupe de Las Aguas, Cristo y Virgen del Polígono San Pablo, Cristo y Virgen del Cerro, Virgen de Gracia y Amparo de Los Javieres, Cristo de la Sangre de San Benito, Cristo y -ya- Virgen del Carmen Doloroso, Cristo y Virgen de La Sed, Virgen del Buen Fin de La Lanzada, Cristo de la Misericordia de Las Siete Palabras, Cristo y Virgen de Los Servitas y, por último, el Decreto de La Trinidad. En total diecinueve pasos, ¡casi ná!, en menos de cincuenta años.
Si cuentan y dividen diecinueve entre dos, sale a nueve (¡qué bestia!) cofradías más que se han metido de La Campana a la Catedral en Domingo, Lunes, Martes, Miércoles y Sábado Santo. Como la progresión siga así, dos cosas, una: a las once de la mañana todo el mundo a ver pasos; y otra: no es que la subvención, entre tanto repartir, se vaya a quedar en dos gordas (la perra gorda no era un animal grueso, sino una moneda de 10 céntimos de peseta), sino que se va a tener que pagar por pasar La Campana.
Hermano del Santo Entierro.