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La verdadera universidad

La residencia Flora Tristán de la Pablo de Olavide celebró ayer sus diez años de vida recordando el legado de Rosario Valpuesta y reafirmando su compromiso con el Polígono Sur.

el 02 abr 2014 / 17:31 h.

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La presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, descubre una placa conmemorativa junto al Rector Magnífico de la Universidad Pablo de Olavide (UPO) de Sevilla Vicente C. Guzmán, durante la conmemoración del X aniversario de la residencia Flora Tristán. / EFE La presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, descubre una placa conmemorativa junto al Rector Magnífico de la Universidad Pablo de Olavide (UPO) de Sevilla Vicente C. Guzmán, durante la conmemoración del X aniversario de la residencia Flora Tristán. / EFE "No apostaba nadie por esta residencia". Esta frase de una de las trabajadoras de la Flora Tristán de la Universidad Pablo de Olavide resume fielmente lo que fueron los comienzos de este proyecto que, una década después, conserva entre sus paredes el espíritu, empuje y compromiso con el que lo soñó la exrectora Rosario Valpuesta, fallecida hace unos meses. Ayer, en un modesto salón de actos repleto de cargos académicos, políticos, empresarios y líderes vecinales del barrio del Polígono Sur, a Ana Gómez, la que fuera la primera directora de la Flora Tristán, se le resquebrajó la voz al recordar a Rosi, esa mujer «brillante, inteligente, entusiasta y rápida» que un día se plantó delante de ella y le pidió que le «diera vueltas a la cabeza» para ver qué hacían con un bloque de 200 pisos que iba a comprar la Pablo de Olavide en Las Letanías, en las mismísimas puertas del infierno en la tierra. Hace diez años todavía no estaba en marcha el plan integral del Polígono Sur, pero la Flora Tristán fue una de las primeras semillas sembradas para lograr que la ciudad perdiera «los miedos» hacia uno de los barrios más deprimidos. Hoy, una década después, «el barrio no es igual. Es más luminoso», afirma una de las técnicas del Comisionado del Polígono Sur en un emotivo vídeo emitido durante el acto de celebración del cumpleaños de la Flora Tristán. Las palabras más sentidas las pronunció el que fuera hace cinco meses Comisionado para el Polígono. Jesús Maeztu felicitó a todos los que han hecho posible la Flora Tristán, la «mejor práctica de vida» que pueden recibir los estudiantes que allí residen becados y que, por esta ayuda que perciben, dedican seis horas semanales a trabajar en proyectos para el barrio, como puede ser una clase de alfabetización o de teatro con las luchadoras mujeres del Polígono. «En este barrio [el Polígono] no se puede ser tibio, y esta es la mejor manera de madurar», señaló, sin dejar de escapar la ocasión para pedir, con la presidenta de la Junta, Susana Díaz, presidiendo el acto, que no se abandone a su suerte el plan integral. Si ágil fue Maeztu, no le quedó a la zaga Díaz, que renovó el compromiso de la Junta con este barrio y que tuvo palabras de aliento para otra de las muchas mujeres valientes que trabajan en el Polígono Sur, la comisionada Mar González. «No es fácil ocupar este cargo en un momento difícil como el que atravesamos, cuando las administraciones tenemos que priorizar», reconoció la presidenta que, al igual que el rector actual de la Olavide, Vicente Guzmán, expresó su confianza ciega en el proyecto de la Flora Tristán. Desde que la residencia Flora Tristán abrió sus puertas el 26 de marzo de 2004, más de 2.000 estudiantes de la Olavide han pasado por sus instalaciones. En sus diez años de vida, la residencia, ahora dirigida por Juan Blanco, ha colaborado con 24 entidades cada curso y se ha implicado en 32 proyectos. Pero en proyectos del calado de la Flora Tristán los números son lo de menos. Con que un solo vecino del Polígono Sur haya conseguido salir de la marginación y un estudiante haya aprendido lo que significa la empatía; con que haya calado la idea de que hay que luchar por los derechos de la ciudadanía, la Flora Tristán habrá tenido sentido. Maeztu recordó que los trabajadores del Comisionado se repetían a modo de coaching la frase «la utopía aunque falle, enseña el camino». La utopía de la Flora Tristán por el momento no ha fallado y enseña, al menos, un camino para alcanzarla.  

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