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Dignidad

En el Teletexto de Canal Sur aparecía un titular que contagiaba alegría en estos momentos de tanta incertidumbre con la nueva gripe y otras gaitas: el Betis podría jugar la próxima temporada en primera.

el 16 sep 2009 / 06:25 h.

En el Teletexto de Canal Sur aparecía un titular que contagiaba alegría en estos momentos de tanta incertidumbre con la nueva gripe y otras gaitas: el Betis podría jugar la próxima temporada en primera. Sin embargo, la lectura de la noticia generaba pesadumbre, varias reflexiones y algunas preguntas. El ascenso sería a costa del Xerez Deportivo, que en la información era tratado como si perteneciera a una ciudad cántabra o aragonesa, rompiendo el equilibrio a que está obligada la televisión pública andaluza y perjudicando a Sevilla porque esa idea centralista provoca antipatías a la capital de Andalucía. Parece que copia el defecto de Televisión Española cuando en los informativos diarios aparece dos y tres veces la presidenta madrileña, con sus fanfarrias, mientras que el andaluz Griñán o el gallego Núñez Feijoó tendrían que hacer el pino en una playa nudista para tener ese tratamiento.

Esta misma semana, pudo verse a Esperanza Aguirre tarareando el himno nacional vestida con la camiseta de ganadora del Tour de Francia o cantándole el cumpleaños feliz al ministro Rubalcaba, pero ninguna alusión a las pruebas policiales sobre el espionaje de su Gobierno a líderes del PP. La cuestión merecería analizarse con extensión y detenimiento, y con el rigor debido a la cohesión y vertebración a la que están obligados los medios públicos en sus respectivos territorios. Una visión global que también conviene al presumible ascenso burocrático del Betis. De producirse, vulneraria la voluntad ética de los sesenta mil béticos que la reclamaron en la Plaza Nueva de Sevilla, aunque siempre fue utópico pedirle dignidad a quien carece de ella. El asunto contiene perfiles mafiosos que debería aclarar la Justicia: ¿Cuáles son los intereses del Compostela para denunciar una presunta irregularidad cometida por el Xerez siete años atrás? ¿Por qué la tuvo tanto tiempo silenciada o, si acaba de conocerla, por quién, de quién y qué estímulos recibe haciéndolas públicas? Estas y otras preguntas necesitan respuestas para eliminar las sospechas de corrupción o confirmarlas, que tanto unas como las otras perjudican la Democracia.

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