Ni dos meses ha durado la tranquilidad en el Dulce Nombre. El comisionado impuesto por Palacio para normalizar la convulsa vida interna de la corporación del Martes Santo, Manuel Toledo Zamorano, cuenta desde ayer con dos renuncias entre su equipo de auxiliares.
Las dimisiones, protagonizadas por los dos únicos integrantes de la gestora que procedían de la candidatura vencedora en las últimas elecciones, la de Armando Palomino, fueron presentadas ayer formalmente en la secretaría de la hermandad.
En concreto, los miembros del equipo de auxiliares del comisionado que han presentado su dimisión son José Carlos Pozas, quien ejercía de diputado mayor de gobierno, y José Ignacio Blasco, auxiliar primero de gestión administrativa. Según ha podido conocer este periódico, la dimisión de quien ejercía como diputado mayor de gobierno se produce después de que el comisionado haya vetado la pesencia de dos personas entre los puestos de responsabilidad de la cofradía: uno de ellos iba a figurar como escolta de la representación del Colegio de Graduados Sociales y el segundo iba a desempeñar la función de diputado de banda del paso de Virgen.
El veto a estas dos personas, nombradas por el diputado mayor de gobierno, se justifica, según parece, por la existencia de sendos expedientes o informes negativos por su conducta, o al menos ésa es la explicación que ha ofrecido el comisionado.
Armando Palomino, candidato vencedor en las elecciones del pasado 13 de noviembre, se encuentra a la espera de que Palacio responda al recurso interpuesto ante el arzobispo de Sevilla en el que solicitaba la nulidad del nombramiento del comisionado.
La andadura de Toledo Zamorano en la hermandad del Dulce Nombre se inició de manera oficial el pasado 26 de enero con la celebración de una "eucaristía de bendición de envío del equipo de auxiliares del comisionado", paradójicamente compuesto por 14 personas próximas a la candidatura perdedora en las últimas elecciones y por sólo dos de la de Armando Palomino.
