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Dirección: estación de los Merinales

La estación de los Merinales es una de las más antiguas de la ciudad. Famosa por su valor histórico, ya que allí llegaban los presos políticos del franquismo, ha tenido varios usos a lo largo de la historia. Su última utilidad es la de vivienda: Rosario García es la actual residente de un edificio propiedad de Renfe.

el 16 sep 2009 / 02:29 h.

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La estación de los Merinales es una de las más antiguas de la ciudad. Famosa por su valor histórico, ya que allí llegaban los presos políticos del franquismo, ha tenido varios usos a lo largo de la historia. Su última utilidad es la de vivienda: Rosario García es la actual residente de un edificio propiedad de Renfe.

El Ministerio de Fomento está pensando en abrir nuevas estaciones en el núcleo de Sevilla. Dos de las que podrían abrirse son La Salud y Los Merinales, esta última una histórica estación de Dos Hermanas a la que hace unas tres décadas que no se le da ningún uso. Actualmente sirve de alojamiento para Rosario Sánchez. Allí lleva viviendo los últimos cinco años, tiempo que ha pasado acondicionando el interior de este inmueble, hasta el punto de que hoy en día parece una casa medianamente habitable.

Rosario, natural de Sevilla, tuvo que irse a trabajar a las islas Canarias hace 15 años. Durante una década estuvo limpiando en los hoteles de Las Palmas, Lanzarote y la Gomera, pero le entró la morriña. "Empezaba a echar de menos a mi gente y me quise volver, pero cuando llegué no tenía donde quedarme", explica Rosario, que sabía que "un antiguo amigo, Miguel -no recuerda el apellido-, vivía en la estación y se había ido de allí".

Tras observar varios días la instalación de Los Merinales, vio un candado en la verja pero ni rastro de personas, así que un buen día lo rompió y abrió la verja. Más tarde se enteraría de que había más gente viviendo en la estación, pero en otra parte. "Fueron a hablar conmigo y me dijeron que me iban a denunciar, pero no lo hicieron porque ellos también estaban sin permiso", comenta Rosario de sus vecinos.

Así fue como ella, su marido y su hija, que ahora tiene 16 años, se instalaron en la nueva casa. Como no querían ser ilegales, se acercaron a hablar con los responsables de Renfe y los de Adif (el Administrador de Infraestructuras Ferroviarias). Finalmente, le dieron un papel por el que podía estar allí, "pero antes de cobrarme un alquiler dijeron que tenían que ver cómo estaba aquello y afirmaron que se pasarían, pero no lo han hecho", explica. Y desde entonces han pasado ya cinco años.

Rosario asegura estar viviendo muy bien allí, salvo por los problemas comunes de la zona, como la falta de agua potable y otras carencias. De hecho, agradece la comprensión de la administración de trenes porque cuando vino de nuevo a Sevilla no tenía donde quedarse. "Tengo este sitió hasta que ellos quieran, por eso he pedido un piso en el Ayuntamiento", apunta. Actualmente estudian su caso en los departamentos de Vivienda y Bienestar Social del Consistorio. Mientras le dan alguna vivienda, está acogida por Renfe, que casi sin saberlo está ayudando mucho a su familia.

La vida en una estación no es nada mala porque la familia ya se ha acostumbrado al ruido de los trenes. De hecho ya casi los distinguen: "Los cercanías van muy lentos, lo peor son los AVE, que cuando pasan vibra el suelo y se caen todas las moras del árbol que tenemos, y luego tengo que recogerlas", lamenta Rosario. Pese a ello, asegura no tener problemas para dormir ya que los trenes dejan de pasar a las 0.30 horas.

Desgraciadamente, la mujer, que es amante de los animales, ha perdido varias mascotas por vivir en la estación: "El pasado miércoles la vía me mató un perro boxer; se meten por la verja y cuando pasa el tren lo aplastan. Eso es lo peor de vivir aquí", cuenta. Ahora tiene tres perros y un gato en su casa. Una de sus gatas sobrevivió a un accidente de tren, y sólo perdió una pata, algo que considera "un milagro" y hasta está convencida de que "su gato, al menos, sí tiene siete vidas".

Su familia ha hecho una profunda reforma en la estación, que ahora dispone de un cuarto de baño, cocina, tres dormitorios y un gran salón. Actualmente sin trabajo, espera que próximamente el Ayuntamiento le conteste sobre su situación.

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