La discordia y la polémica son las claves del conflicto por el que aún permanecen encerrados varios trabajadores del Centro de Recursos Educativos (CRE) de la ONCE en el Campo de los Mártires. Se oponen a los 12 despidos y los nueve traslados que supone el cierre del centro escolar y la residencia con la que cuenta el complejo, y que daba apoyo específico a niños ciegos y con deficiencias visuales. Hasta en el seno de la plantilla, conformada por 117 personas, hay desacuerdo. Los que han secundado esta protesta son los de CCOO que recibieron ayer el apoyo del portavoz municipal de IU, Antonio Rodrigo Torrijos, mientras que los de UGT, que también tienen presencia en el comité, rechazan esa postura y hubiesen preferido negociar. Queremos seguir con las conversaciones porque el plazo se agota mañana [por hoy] y la mayoría de despidos serán consensuados, señaló uno de los representantes de UGT en el CRE, Antonio Rodríguez, que añadió que es CCOO quien rompió la baraja.
Mientras, el secretario del comité, Luciniano Rodríguez, uno de los participantes en el encierro y que denunció estar sin aire acondicionado y sin agua fría a pesar de las altas temperaturas, declaró que los traslados son prácticamente despidos y los argumentos de la dirección no son válidos. Entre ellos la caída del número de niños, de 200 hace diez años a los 20 que han solicitado su admisión el próximo ejercicio. Se debe a que han renunciado a convocar determinados cursos que atraerían más solicitudes, subrayó Rodríguez, algo que negaron desde la dirección del CRE. Amparo Cruz, la directora del centro, señaló que el objetivo final es que los niños se integren en los centros ordinarios para así tener contactos con sus compañeros y sus familiares, algo que se ha logrado y precisamente ese éxito es el que ha provocado que cada vez menos soliciten estar en un centro como el del CRE.