Dejar su empleo o divorciarse. En esta diatriba ha puesto la refinería de petróleo de Ballsh en Albania a varias de sus empleadas, que comparten con sus maridos centro laboral. Diez de ellas han optado por la ruptura matrimonial para seguir en sus puestos de trabajo. Una muestra más de discriminación entre hombres y mujeres.
De este modo, una decena de mujeres ha decidido divorciarse simultáneamente de sus esposos con quienes comparten el trabajo para evitar ser despedidas de la mayor refinería de petróleo de Albania, informó la televisión local. Las mujeres de diversas edades fueron despedidas con la justificación de que en la planta trabajan también sus esposos y que ambos no pueden seguir empleados en la misma empresa.
"El director nos obliga a elegir entre el marido y el trabajo. Es normal que elija el trabajo porque tengo hijos que están creciendo", afirmó a la televisión Top Channel una mujer joven. "Decidí divorciarme de mi marido porque nos lo exige la empresa. Aunque le quiero mucho, elegí separarme porque mis hijos pequeños esperan que les dé comida" , dijo Drita, otra mujer desempleada.
"He sido una de las fundadoras de la fábrica hace 30 años y nunca me había imaginado que un día saldría en la televisión esperando delante del tribunal el divorcio de mi marido para salvar el trabajo", declaró al canal televisivo News 24 una mujer de 55 años. Anteriormente otras 30 mujeres desempleadas habían subido a la escalera de las chimeneas de la refinería y amenazado con tirarse desde allí si los directivos de la empresa no les permitían volver al trabajo.
La refinería Ballsh, situada en el sur de Albania, fue privatizada en junio por un consorcio estadounidense-suizo, que la ha reestructurado y despedido a 160 empleados, de ellos 130 mujeres, que ahora se resisten al recorte de plantilla.
