Cultura

Doctorado a los 74 años

Mario Gómez ha demostrado que la edad no es impedimento para hacer nada. A sus 74 años, este Doctor en Historia del Arte acaba de publicar una tesis sobre Joaquin Bilbao, "uno de los escultores sevillanos más influentes de su época".

el 14 sep 2009 / 22:24 h.

Mario Gómez, inspector de educación jubilado, ha demostrado que la edad no es impedimento para hacer nada. A sus 74 años, este Doctor en Historia del Arte acaba de publicar una tesis sobre Joaquin Bilbao (1864-1934), "uno de los escultores sevillanos más influentes de su época".

Joaquin Bilbao es el autor de estatuas tan conocidas por los sevillanos como la de San Fernando de la Plaza Nueva. Sin embargo, pese a que también esculpió numerosas y emblemáticas figuras de la semana santa de la ciudad, como el Señor del Dolor de las Cigarreras, nadie hasta ahora había realizado un estudio en profundidad sobre el artista.

"Fue Enrique Pareja, entonces director del Museo de Bellas Artes, el que me propuso realizar mi tesis sobre Joaquin Bilbao", afirma Mario Gómez. "La comencé tras finalizar la carrera de Historia, pero no pude continuar con la investigación hasta 1996, cuando me jubilé", añade.

El investigador, siempre unido al arte sevillano, trabajaba en ese momento en el gabinete pedagógico del Museo de Bellas Artes de la ciudad organizando las visitas guiadas y las publicaciones de la pinacoteca.

La tesis, dirigida por Enrique Pareja, no sólo recoge la labor artítica del escultor sevillano, sino que también aporta datos nuevos sobre la biografía y la prolífica obra de un artísta que innovó en su campo de actuación.

"Fue un artista que trabajó muchas técnicas desde el bronce al barro pasando por el mármol o la madera", afirma Gómez, que añade que el autor tambien se dedicó a la pintura durante años y al urbanismo "siendo junto a su hermano, el pintor Gonzalo Bilbao, el precursor de la conservación de elementos arquitectónicos de la ciudad de Sevilla tan indispensables como la muralla de la Macarena o la torre de Don Fabrique".

El voluminoso resultado final del trabajo de este jubilado ha sido fruto de más de once años de pesquisas en los que Gómez ha consultado numerosas fuentes: "Me he entrevistado con miembros de la familia Bilbao, he visitado los archivos de la Catedral, del Arzobispado, las hemerotecas generales, las universitarias y los anecdotarios de las hermandades de la ciudad.

También he consultado los documentos existentes en la Casa Museo de El Greco, ya que Joaquín Bilbao estuvo un tiempo trabajando en Toledo".

Mario Gómez, apasionado por el arte en general pero, sobre todo, por la escultura cree que en Sevilla "hay unos valores muy tradicionales en torno al arte y se presta más atención a la pintura que a la escultura por tradición". El investigador lamenta este hecho, ya que cree que no se ha prestado la suficiente atención a artistas sevillanos muy importantes por este motivo".

Joaquín Bilbao es discípulo de otros de los grandes escultores que ha dado la ciudad: Antonio Susillo, autor de estatuas tan emblemáticas como la de Velázquez de la Plaza del Duque o las doce figuras de sevillanos ilustres del Palacio de San Telmo. Según Gómez, " La obra de Susillo es la influencia más significativa de Bilbao. La muerte del maestro provoca que el discípulo viaje por gran parte de Europa y se sienta atraído por las vanguardías y las nuevas corrientes artíticas europeas".

No obstante, el autor del estudio sobre el escultor sevillano asegura que, "Joaquin Bilbao nunca fue vanguardista, pero sí admiró el legado de las vanguardias y eso se refleja en sus numerosos trabajos". De sus visitas a ciudades como París o Roma, el escultor adquirió la modernidad de artistas como Rodin o Carpeau. "Esto se deja sentir en algunas figuras del autor sevillano que introduce elementos innovadores en la Semana Santa sevillana apunta Mario Gómez.

El la actualidad, el inquieto investigador ultima los detalles de una publicación sobre la vida y obra de Joaquín Bilbao y continía con su labor investigadora.

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