Unas 300 personas se concentraron ayer a las puertas del Ayuntamiento de Motril (Granada) en repulsa por la muerte de Rosario G., la mujer de 41 años cuyo cuerpo sin vida fue hallado el martes en un cortijo del municipio junto al cadáver de su marido, un ex guardia civil autor del homicidio, que después se suicidó, según las investigaciones.
El delegado del Gobierno en Andalucía, Juan José López Garzón, confirmó que la pareja estaba junta de "forma voluntaria", a pesar de que sobre él pesaba una orden de alejamiento, que la víctima quebrantó. Por eso avisó a las mujeres: "La que ha sido agredida una vez, puede volver a serlo".