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Dolores Velasco: nacida para enseñar

El pasado miércoles falleció Dolores Velasco, una maestra que ejerció 38 años la docencia para miles de alumnos tanto de Dos Hermanas como de Sevilla. (Foto: El Correo)

el 15 sep 2009 / 03:06 h.

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El pasado miércoles falleció Dolores Velasco, una maestra que ejerció 38 años la docencia para miles de alumnos tanto de Dos Hermanas como de Sevilla. Entre su legado, además del impulso invisible para tantas generaciones, queda un colegio con su nombre en Dos Hermanas, el haber recibido la Cruz de Alfonso X el Sabio -el máximo reconocimiento a la educación que se otorga en este país- y el ser hija predilecta de la ciudad que la adoptó. Este último galardón lo recibió el 1 de abril de 2006, donde el alcalde, Francisco Toscano (PSOE), dijo de ella: "Pese a no haber nacido en la ciudad, es tan nuestra como el nazareno de más solera".

Y es que esta mujer nació en El Saucejo, en 1917. Con 14 años se fue a estudiar a Sevilla, quedándose en casa de su tía. Una chica de pueblo sorprendida por la gran ciudad. Y estudió Magisterio, sin ninguna duda. Porque su familia configura una saga de docentes que van desde sus bisabuelos a sus nietos, pasando por abuelos, padres, hijos...

El 11 de julio 1936 opositó para ejercer de maestra y aprobó con nota. Dos días después asesinaron a Calvo Sotelo. El 18 de julio de 1936... estalló la Guerra Civil y se rompieron sus proyectos. Fue una contienda que ella nunca entendió, siendo de familia republicana, y menos cuando vio que muchos de sus seres queridos cayeron en ella. Uno de sus tíos fue fusilado. Ella misma pasó seis meses en la cárcel por ir a ver a su padre. "Sólo por eso", comentó en una de sus entrevistas.

Durante la Guerra Civil hizo lo que haría toda su vida, dar clases. En aquellos momentos, clases particulares en Sevilla. Importantes apellidos de la capital hispalense les confiaron sus hijos: Benjumea, González Belinche, Tena, Romero Yánez Barnuevo y muchos otros. Incluso impartió clases al cónsul de EEUU y a su mujer.

En 1941, un tío suyo, Juan Antonio Velasco, consiguió una plaza definitiva de profesor en Utrera, por lo que le cedió a su sobrina la academia de Dos Hermanas, adonde se trasladó. Cuando la hicieron hija predilecta de Dos Hermanas recordó cómo se encontró entonces a esta ciudad: "Era un pueblo de aceituneras, corrales de vecinos, en el que no se vivía tan bien como ahora, pero donde primaba un trato mucho más familiar... aunque esto es discutible". En la academia empezó con siete niños y terminó con clases que reunían hasta a un centenar.

Tres años más tarde consiguió una plaza de maestra en el municipio, donde ejerció hasta 1979, que fue cuando se retiró por una enfermedad auditiva en el colegio Caudillo de la Paz, hoy Miguel de Cervantes. En 1946 se había casado con Fernando González, un militar, republicano, que ella misma recordó como "uno de los presos del canal que hubiese disfrutado muchísimo" con los homenajes que en vida recibió su mujer.

Cuando se jubiló, muchos alumnos suyos pelearon por darle un merecido homenaje dedicándole un colegio, como se hizo. También la propusieron para concederle el escudo Magisterio de Oro y la Cruz de Alfonso X el Sabio. Todos estos reconocimiento quedaron ensombrecidos por la muerte de su marido, su compañero infatigable que dejó tanto en ella como en su familia una profunda huella.

Era una mujer muy tímida, sencilla y vital, y cumplió con el trabajo de instalarse en la memoria de generaciones y generaciones de alumnos, que el pasado jueves -ya adultos- se agolparon en la misa por su defunción. Todos ellos la recuerdan con un cariño especial y tienen miles de anécdotas con su maestra que, pasados 30 años desde su última clase, siguen rememorando con nostalgia.

Cuando fue nombrada hija predilecta de Dos Hermanas lo dejó muy claro: "Cuando me llegue la hora quiero descansar en esta tierra en la que me encuentro". El pasado jueves se cumplió este deseo.

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