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Don Pedro de la Mancha

La Iglesia se acaba de topar con el oscarizado cineasta, conocido por su carácter transgresor

el 16 sep 2009 / 07:14 h.

El manchego más universal, con permiso de Don Quijote, acaba de toparse también con la Iglesia. O, más bien, ha sido al contrario y la Iglesia se ha topado con Pedro Almodóvar. El director ha arremetido esta semana contra el Vaticano al declarar que el retrato de la sociedad actual que hace en sus películas es más cercano a la realidad que el modelo de familia defendido por la institución eclesiástica. No es ésta la primera vez que a la cúpula de la Iglesia católica se le eriza hasta el bonete con lo que dice o hace Almodóvar. El estreno de La mala educación en 2004 ya levantó ampollas al contar la historia de un cura que se enamora de uno de los alumnos de su internado. El cineasta dijo plasmar en este filme algunos de los (malos) recuerdos de su infancia en un colegio de los Salesianos en Cáceres.

Pero los personajes y argumentos de sus películas han escandalizado a muchos otros, y no es raro si tenemos en cuenta que por sus filmes han desfilado una monja lesbiana (Entre tinieblas), un ex camionero transexual (Todo sobre mi madre), una secuestrada que se enamora de su raptor (¡Átame!) o un torero homosexual (Matador). Durante sus 25 años de trayectoria, el cineasta español más laureado de todos los tiempos, ha dado múltiples muestras de su valentía, ya que se atrevió a hablar de violencia doméstica en 1984 (¿Qué he hecho yo para merecer esto?), de homosexualidad en 1986 (La ley del deseo) y, por qué no, de telebasura en 1993 (Kika).

Director de actores por encima de todo, el de Calzada de Calatrava se ha caracterizado siempre por su carácter transgresor y por retratar con envidiable definición a los personajes de sus historias, fundamentalmente a los femeninos. Al criarse rodeado de mujeres en un pueblo de la Mancha, Pedro Almodóvar no ha podido evitar en su cine las referencias a sus años de infancia. Hasta el punto de que dio pequeños papeles a Doña Paquita, su madre, en casi todas las películas que hizo hasta que ella falleció a finales de los 90.

Fue precisamente esta enorme pérdida la que marcó un punto de inflexión en su carrera. Si ya en los 80 y 90 había logrado gran éxito nacional e internacional (sobre todo a raíz de la nominación al Oscar de Mujeres al borde de un ataque de nervios), lo cierto es que se acercó al Olimpo de los dioses del cine con Todo sobre mi madre, la película de título evidente que le dio su primera estatuilla dorada (en 2002 consiguió otra por el guión de Hable con ella) y el reconocimiento general.

Amante de los boleros, del drama en el más sentido más visceral de la palabra y con un sentido estético de lo más personal, Almodóvar ha realizado retratos femeninos que van desde una mujer violada que busca venganza (Pepi, Luci, Bom...) a una dama de la alta sociedad que se siente sola en su matrimonio (La flor de mi secreto) pasando por una hija marcada por su madre (Tacones lejanos).

Y para dar vida a estos personajes el director manchego siempre se ha rodeado de un grupo de actrices a las que se las acabó denominando 'chicas Almodóvar'. Kitty Manver, Cecilia Roth, Rossy de Palma, Loles León, Bibiana Fernández, Marisa Paredes, Julieta Serrano o Chus Lampreave son algunas de sus fieles colaboradoras.

Otras han alcanzado la categoría de musas, como Carmen Maura, la primera actriz fetiche del manchego, con la que contó en sus primeras películas. Pero algo pasó en la entrega de los Oscar de 1989 (cuando Mujeres... estaba nominada) que hizo que esa relación terminara. A partir de ahí, Victoria Abril encabezaría los títulos de crédito. Su alianza fue muy fructífera pero, con el tiempo, el manchego posó sus ojos sobre Penélope Cruz. La madrileña, ahora una pieza fundamental en cualquier proyecto del realizador, llegó a estar nominada al Oscar por su papel en Volver, el filme que supuso su reconciliación con la Maura y la Palma de Oro del Festival de Cannes para todas las actrices del filme.

Por contra, los personajes masculinos nunca le han dado muchas alegrías a Almodóvar. Prueba de ello es que ni Carne trémula ni La mala educación, ambas protagonizadas por hombres, tuvieron demasiado éxito, ni de público ni de crítica.

Almodóvar, que este año clausurará el Festival de Cine de Nueva York con su última película, Los abrazos rotos, ha conseguido en el último medio siglo convertirse en el director con el que actores, pero sobre todo actrices de todo el mundo quieren trabajar. Catherine Deneuve, Glenn Close, Julianne Moore, Sigourney Weaver, Nicole Kidman, Eva Mendes, Audrey Tautou o Eva Longoria se pirran por trabajar con Pedro, al igual que Liam Neeson o el mismísimo Harrison Ford. Pero Pedro (o Pedrooooo como diría 'Pe') prefiere a 'sus' chicas. Además, no ha caído (de momento) en los tentadores brazos de Hollywood, ya que esto supondría rodar en inglés y bajo las órdenes de una omnipotente superproductora. Algo que, de momento, no le apetece.

Ganador de decenas de premios (Goya, César, Bafta...), doctor honoris causa por la Universidad de Harvard y Premio Príncipe de Asturias de las Artes, el manchego también es conocido por su carácter (abandonó la Academia de Cine por serias discrepancias con sus colegas) y también por su compromiso político: fue uno de los rostros habituales de las manifestaciones del 'No a la guerra'.

De carácter inquieto y provocador, frente a los que dicen que su estilo ya no puede evolucionar, Pedro Almodóvar responde, una vez más, con valentía: "Seguiré asumiendo riesgos".

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