Cofradías

¿Dónde encontró Illanes su inspiración para el rostro del Señor de la Victoria?

La hermandad de la Paz edita un libro en el que repasa sus 75 años de historia y patrimonio desde una visión académica en sintonía con la parroquia y la arquitectura del barrio del Porvenir.

el 18 nov 2014 / 00:01 h.

El álbum de imágenes que ilustra el libro de las bodas de platino de la Paz cuenta con instantáneas tan singulares, como la primera visita al taller de Illanes. / Fotos cedidas por la hermandad El álbum de imágenes que ilustra el libro de las bodas de platino de la Paz cuenta con instantáneas tan singulares, como la primera visita al taller de Illanes. / Fotos cedidas por la hermandad Su rostro tiene un referente en el arte griego. En concreto, en el conjunto escultórico de El Laocoonte y sus hijos que representa «la impotencia y el dolor sobrehumanos». De ahí bebió Antonio Illanes para moldear la expresiva cara del Señor de la Victoria. Esta explicación académica es una de las cuestiones que aborda el libro La Paz. El Porvenir. Historia y patrimonio, presentado anoche en la sede de la Fundación Cruzcampo y con el que la cofradía del Domingo de Ramos afronta los últimos actos del 75 aniversario fundacional de una corporación que soñaron militares del Parque de María Luisa y que encontró «el mejor de los escenarios» en el barrio y la parroquia. las procesiones eucarísticas por el barrio. las procesiones eucarísticas por el barrio. En sus 350 páginas, la publicación realiza un recorrido por los tres primeros cuartos de siglo. Desde el contexto histórico en el que surge –en plena posguerra y de la mano de un grupo de militares– hasta un estudio pormenorizado del patrimonio artístico que desde un principio le ha configurado un estilo «personalísimo». El coordinador de la obra, el profesor Vicente Flores explica que la clave está en «las fuentes de inspiración» que se tomaron. «La arquitectura regionalista está presente en los bordados, mientras que la decoración de la iglesia de San Juan de los Reyes de Toledo marcó la confección de los respiraderos del paso de palio. El mismo Illanes además tuvo muy presente la escultura griega de El Laocoonte y sus hijos para concebir el rostro del Señor». Es por ello que Flores defiende que, pese a que todo hacía indicar que sería una hermandad «muy conservadora» en sus formas, lo cierto es que apostó «por la modernidad de los diseños» a la hora de realizar su patrimonio. «Maireles para el diseño del palio, el predominio de los colores blancos... Hay una singularidad estética que no se si una hermandad nueva sería capaz de hacer hoy un paso como el que hizo la Paz en los años cuarenta». La relación de la cofradía con el barrio también queda plasmada. De hecho, en este capítulo se lamenta la pérdida de la arquitectura del Porvenir. «Era de un valor increíble. Debió de ser un auténtico espectáculo», sentencia el coordinador y responsable de este capítulo. Igualmente resultan interesantes algunas imágenes inéditas del libro, como el Señor por debajo de los arcos de luces de la Feria en el Prado o los hermanos fundadores de visita en el taller de Illanes junto a la futura dolorosa de la Paz y el Nazareno de San Roque.

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