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¿Dónde está el de la foto?

Entro en la tienda, en la tienda ingente en la que todo se encuentra, con diseños europeos y productores tercermundistas, y me recibe la foto. Esa que ya vemos en tantos comercios, de los empleados con el uniforme corporativo, sonrientes y felices.

el 16 sep 2009 / 02:47 h.

Entro en la tienda, en la tienda ingente en la que todo se encuentra, con diseños europeos y productores tercermundistas, y me recibe la foto. Esa que ya vemos en tantos comercios, de los empleados con el uniforme corporativo, sonrientes y felices. Es una manera de darte la bienvenida; y también una declaración de principios, sobre lo que le importan a la empresa las personas, empleadas y clientes. Todo muy humano.

La mayoría de las veces los que salen de trabajadores tienen poco: o son modelos, elegidos para formar un mosaico atractivo o colorido; o son empleados de la casa matriz, allá por las Américas, y poco a nosotros se parecen. A veces, sin embargo, son personas de verdad, las de la tienda. No está mal, eso de apostar por la gente; viva la responsabilidad social de las empresas. Pero luego compro y no veo el compromiso. Pocos empleados, invisibles a pesar de sus llamativas camisetas; dispuestos, pero insuficientes. Lo peor es al pagar: han vaciado las cajas para obligarnos a que nos cobremos nosotros mismos, con un sistema muy moderno en el que el cliente lee los precios y paga con su tarjeta. La diferencia: en vez de cuatro cajas con cuatro cajeros, cuatro cajas con una persona sola intentando controlar a cuatro clientes que están allí para que les atiendan, no para atenderse ellos. La gente cabreada, se resiste; yo también, porque pago por un producto y por un servicio. Y el servicio es malo, pésimo, se tarda más en pagar que en comprar. La clientela se va jurando no volver; hay quién deja la compra y se larga. Y todo para que la empresa se ahorre unos salarios, ampliando sus beneficios a base de destruir empleo.

Basta con los ahorros en personal. Basta con que nos fuercen al autochecking en los aeropuertos, a base de abrir menos mostradores y que todos hagamos mayores colas. Basta de Internet para obtener billetes y reservas que antes me hacían personas. No soporto el mensaje de que la modernidad es servirte tú mismo, y que desaparezcan los empleados. Quiero un servicio de calidad, con personal preparado y motivado; no autoservicios que nada me aportan y mucho le cuestan a la sociedad. Quiero personas, trato humano, empleo y profesionales. Quiero empresas que de verdad se preocupen por las personas. Quiero al de la foto, que parece ser buena gente pero al que no he visto por ningún sitio.

Catedrático de Derecho del Trabajo

miguelrpr@ono.com

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