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Dos detenidos en Irán por protestar involucran a Reino Unido y Francia

Entre los más de un centenar de personas que se sentaron ayer ante el tribunal revolucionario iraní acusados de conspiración se encontraban una ciudadana francesa y un trabajador de la embajada británica en Teherán que con sus declaraciones involucraron a los dos gobiernos europeos.

el 16 sep 2009 / 06:56 h.

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Entre los más de un centenar de personas que se sentaron ayer ante el tribunal revolucionario iraní acusados de conspiración se encontraban una ciudadana francesa y un trabajador de la embajada británica en Teherán que con sus declaraciones involucraron a los dos gobiernos europeos.

El más contundente fue el trabajador de la embajada de Reino Unido, Hosein Rasam que, según la agencia oficial de noticias iraní Irna, confesó durante la vista que la plantilla de la embajada estuvo presente en las manifestaciones de protesta que estallaron tras la controvertida reelección del presidente Mahmud Ahmadineyad, por orden de la legación. Rasam, adscrito a la oficina de asuntos políticos, fue arrestado en junio junto a otros ocho compañeros de trabajo, aunque estos últimos fueron liberados.

En la vista de ayer, segunda del juicio que comenzó el pasado primero de agosto, también compareció la ciudadana francesa Clotilde Reiss, acusada de espionaje, y una empleada local de la embajada gala, Nazak Afshar.

Reiss, de 24 años y profesora de francés en la ciudad iraní de Isfahan, fue detenida el pasado 1 de julio en el aeropuerto de Teherán cuando se disponía a abandonar el país.

La profesora francesa admitió ayer que envió un informe a la embajada de su país en Teherán sobre los disturbios pos electorales que se produjeron en la ciudad iraní de Isfahan, aseguró Irna. Según la fuente, la joven, de 24 años, confesó haber redactado un trabajo que envió "al responsable del Instituto de Investigaciones galo en Irán, que depende del servicio cultural de la embajada francesa", y pidió perdón por haberlo hecho.

En su comparecencia, la joven también afirmó que sólo tomó parte en esos actos por "razones personales", según Irna. "Los motivos de mi participación en las manifestaciones fueron personales. Acepto que fue un error y pido perdón a la nación iraní y a la corte. Espero que me perdonen", agregó.

Afshar, por su parte, confesó durante la vista que la legación diplomática instruyó a la plantilla para que dieran "cobijo a los manifestantes" si era necesario.

Mientras, tanto el Gobierno británico como el galo criticaron la situación de los acusados. Reino Unido calificó ayer de "completamente inaceptable" que esté sentado en el banquillo de los acusados Hosein Rasam.

A esta situación se une que a principios de julio, Teherán ya expulsó a dos diplomáticos del Reino Unido destinados en la capital iraní, lo que supuso una decisión recíproca de Londres, y ordenó la salida del corresponsal permanente de la BBC en Teherán, John Leyne, al que acusó de azuzar los disturbios con sus informaciones.

Mientras, el Gobierno de París rechazó categóricamente las acusaciones contra la profesora y el presidente Nicolas Sarkozy reclamó su inmediata liberación. Además, la Unión Europea (UE) advirtió a Teherán de que una acción contra un estado miembro -sus ciudadanos o personal de sus embajadas- "se considera una acción contra toda la UE, y así será tratada".

Las autoridades iraníes han acusado a Occidente, y en especial a EEUU, Alemania, Francia y el Reino Unido de agitar las protestas para propiciar con ello lo que denominan una "revolución de terciopelo". La oposición iraní calificó de fraudulentos los resultados de los comicios presidenciales del pasado 12 de junio.

De hecho, ayer en el juicio Irán apuntó de nuevo hacia Occidente. Si en la sesión celebrada la pasada semana la Fiscalía centró sus acusaciones en figuras del reformismo como el ex vicepresidente Mohamad Ali Abtahí, este sábado señaló hacia a aquellos a quienes consideró agentes de países extranjeros. Hacia ellos apuntó gran parte del acta de acusación leído por la Fiscalía, que los acusó de colaborar con embajadas extranjeras en un plan para derrocar la República Islámica a través de lo que denominó una "revolución de terciopelo".

Según el texto, reproducido parcialmente por la agencia oficial de noticias local Irna, los encausados participaron "en actos criminales organizados y planeados" cuyo objetivo era alterar el orden público y la seguridad "con ayuda foránea". Esos estados extranjeros, "que de forma hipócrita defienden los derechos humanos, utilizan sus medios de comunicación para coordinar su diplomacia en contra de Irán", apuntó la Fiscalía.

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