Dos jóvenes de 20 años, Juan Manuel L. y Cristian M., serán juzgados hoy por la muerte de un sacerdote de la iglesia del Silencio. Ambos se sientan en el banquillo de los acusados por un delito de asesinato y otro de hurto, por los que la Fiscalía de Sevilla les reclama 18 años de prisión. El Ministerio Público considera que ambos asfixiaron al cura con una almohada tras discutir por "temas sexuales".
El juicio se celebrará en la Audiencia Provincial, después de que se suspendiera hace unos meses al no localizarse uno de los testigos, un amigo de los acusados a quien le contaron lo ocurrido. Según consta en el escrito de acusación del Ministerio Público, los dos procesados, contactaron vía internet con el sacerdote Ernesto Muñoz, de 65 años, "consiguiendo que éste les invitase a pasar unos días en su domicilio", situado en la calle Jesús del Gran Poder "a cambio de mantener relaciones sexuales" con Juan Manuel.
Tras este contacto, en octubre de 2010 los dos procesados se instalaron en el domicilio del que era capellán sustituto en la Real Iglesia de San Antonio Abad, sede de la hermandad de El Silencio. Una vez allí el citado joven "mantuvo relaciones sexuales como había acordado". Sin embargo, pasados unos días "las relaciones" entre el joven y el sacerdote "fueron deteriorándose" hasta el punto de que en la madrugada del día 6 de octubre de 2011, "tras discutir con los procesados por temas sexuales" el sacerdote "les dijo que por la mañana debían abandonar su domicilio". Tras esta discusión, el cura se marcho a su dormitorio "dejando a los dos procesados en el salón, donde de una forma espontánea deciden quitarle la vida a Ernesto asfixiándolo con la ayuda de un cojín".
Los dos jóvenes se introdujeron entonces en el dormitorio de la víctima y "fingen querer tener relaciones sexuales". El cura "aceptó la relación" y cuando los tres se encuentran en la cama "de forma súbita para evitar su defensa Cristian le colocó la almohada en la cara a Ernesto". La víctima se encontraba tumbado boca arriba, y el joven "empujó sobre la cara" el cojín, "ayudado por José Manuel, que sujetaba e inmovilizaba" a la víctima, hasta que falleció .
Seguidamente, los dos decidieron abandonar el domicilio, tras "arreglar la vivienda y colocar el cadáver en una postura que aparentaba una muerte natural". De hecho, cuando el cuerpo fue localizado se creyó que había muerto por una insuficiencia respiratoria. Antes de marcharse, los dos jóvenes se llevaron 120 euros en efectivos y diversos objetos valorados en 1.010 euros.
El fiscal considera que los hechos constituyen un delito de asesinato por el que reclama una pena de 17 años de prisión y uno de hurto, por el que solicita otro año. Además de una indemnización de 90.000 euros para los familiares de la víctima. Los dos jóvenes fueron detenidos gracias al testimonio de un amigo al que le contaron lo que había sucedido con el sacerdote.