Economía

Dos quijotes agrarios en Luxemburgo

Dos claves en la manifestación europea que, en Luxemburgo, congregó ayer a tres mil agricultores de todos los países europeos, medio millar españoles, para reclamar soluciones a la crisis y para gritar que en 2013 el campo debe seguir recibiendo ayudas. Los sevillanos Alfonso Martínez y Jesús Román acuden. Éstas son sus penas agrarias.

el 16 sep 2009 / 04:38 h.

Dos claves en la manifestación europea que, en Luxemburgo, congregó ayer a tres mil agricultores de todos los países europeos, medio millar españoles, para reclamar soluciones a la crisis y para gritar que en 2013 el campo debe seguir recibiendo ayudas. Los sevillanos Alfonso Martínez y Jesús Román acuden. Éstas son sus penas agrarias.

"Éste no es futuro para mis hijos. Me da pena que no continúen en el campo, porque yo soy agricultor, mi padre también lo fue, toda mi familia. Pero no. Cuando yo falte, que hagan con las tierras lo que quieran, si han de venderlas, que las vendan". Alfonso Martínez ha llegado a Luxemburgo procedente de Lora del Río, Sevilla, para participar en una manifestación agraria europea, al igual que Jesús Román, de La Puebla de los Infantes, quien, aun no queriendo -"yo prefería que siguiera estudiando, porque aquí no hay negocio, pero ha dejado su carrera, no le gusta"-, se ha garantizado la continuidad de su vaquería, ésta ya tiene heredero, a ver por cuánto tiempo. En los asientos traseros del autobús que los lleva desde el aeropuerto hasta el lugar de la protesta, el parking del edificio donde se reúne el Consejo de Ministros de Agricultura, reflexionan sobre las dificultades de un sector agroganadero que, dicen, sufre como el resto el impacto de la crisis económica.

Entre pancartas, bocinas, pitos y cencerros, los que lleva la patronal agraria Asaja para hacerse ver y oír en medio de tres mil productores comunitarios, Martínez y Román, el primero de 48 años, el segundo de 51, aseguran que, del campo, no se puede vivir. Es la queja permanente del agro, sí, pero en esta ocasión, argumentan, los problemas son mayores y, sin embargo, están olvidados de la mano de Dios, y aquí Dios son las Administraciones, que sólo prestan su respaldo a los bancos.

Jesús Román es un caso particular de agricultor, él se lo guisa, él se lo come. Su propia cosecha de trigo, avena, tricale y cebada la muele en su propio molino para darle de comer a sus propias cien vacas charolesas. En propiedad, también, tractor, cosechadora, rastrillo y cuanta maquinaria agrícola requiera. "Procuro no depender de terceros, porque son los costes de producción y los bajos precios que a nosotros nos pagan por nuestras mercancías los que arrastran a las explotaciones y a las clases medias del campo, entre las que me incluyo, a la ruina".

Maíz, algodón, cítricos y frutales tiene Alfonso Martínez. Se intenta capear el temporal pero, indica, a veces resulta imposible. ¿Qué pide usted, para qué viene a Luxemburgo? "Quiero rapidez en el cobro de ayudas, más facilidad para acceder a los créditos, medidas concretas para hacer frente a la crisis". ¿Y sirve venir a estas movilizaciones desde tan lejos? "Sí, algo siempre se saca", responde. Y su compañero matiza: "Las administraciones sólo se mueven a golpe de titulares, pues que así sea, manifestaciones por doquier tendría que haber, verás cómo se ponen las pilas".

Sede del Consejo de Ministros de Agricultura de la Unión Europea. Entre la marabunta de agricultores y tractores, es fácil reconocer a los españoles, son los que más murga arman, y para esto los sevillanos traídos por Asaja tienen un don especial, quien canta las penas espanta. Nuestros dos protagonistas mezclan las suyas con las del resto de comunitarios, banderas de 27 países, variopintos trajes, los más llamativos los de los ovejeros alemanes, mucha leche por el suelo, el lácteo es un problema de todos.

No en vano, la algarabía que un día sí, otro también, están orquestando los productores de leche de Alemania, y que ha hecho que el campo, o concretamente sus dificultades, esté de nuevo en la palestra de la actualidad. Hasta la canciller, Angela Merkel, habla de la leche. Pero hay un detalle más del porqué de esta movilización.

En efecto, a la crisis y la bajada de precios, el inicio del debate europeo sobre qué agricultura queremos más allá de 2013, año que marca el fin del actual marco financiero comunitario, y para el nuevo suenan tambores de recortes de los dineros para la Política Agraria Común (PAC). He aquí la oportunidad de la manifestación de ayer.

Ricardo Serra es presidente de Asaja de Sevilla. "Estamos en Luxemburgo porque la UE tiene que ver que una Andalucía sin agricultura o con una agricultura muy reducida tendría una repercusión desastrosa para la vida rural". Las administraciones, comenta, no son conscientes de la desaparición de activos en las zonas rurales, sólo prestan atención a las dificultades de la banca. "¿Queremos tener en Europa un sistema agrario? Sí. Pues el actual no vale".

Las cuentas del rosario son las siguientes: el olivar vende por debajo de coste, la ganadería está en ruina, el corcho se quedará este año sin sacar, las frutas y hortalizas arrojan un gran diferencial entre el precio al que compra el consumidor y el que se paga al productor? suma y sigue.

El patrón de los patronos agrarios españoles, Pedro Barato, presidente de Asaja nacional, reclama para la nueva PAC "más dinero que el actual" como el que le están dando "a los bancos y las multinacionales, que son los que nos explotan". Forma parte del guión agradar a la concurrencia con lo que quiere oír. Suenan cencerros.

Entrada está la tarde. Con algún que otro incidente la protesta se va disolviendo. Alfonso Martínez y Jesús Román pliegan la pancarta que desde Sevilla Asaja ha traído y en la que se cuenta la historia de un Don Quijote que trata de salvar el campo frente a una Comisión Europea que la conduce a la guillotina. Curiosa mezcla de molinos y revolución francesa.

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