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Cultura

Duelo de gigantes bajo las estrellas de Tomares

El Festival Flamenco de Tomares es uno de los más antiguos de Sevilla y el primero del Aljarafe. No es un pueblo de gran tradición jonda, pero Chacón cantó alguna vez en la casa del torero Bombita.

el 16 sep 2009 / 07:46 h.

El Festival Flamenco de Tomares es uno de los más antiguos de Sevilla y el primero del Aljarafe. No es un pueblo de gran tradición jonda, pero Chacón cantó alguna vez en la casa del torero Bombita.

Tomares tuvo un gran cantaor, un malagueñero de primera fila que nada tuvo que envidiarle al Canario o El Perote. Se llamó Antonio Navarro Caro y era conocido en el pueblo por El Quiqui. Llegó a cantar en cafés de Madrid y Sevilla y murió en 1901 con sólo 28 años de edad. Cuando Chacón cantaba en la casa de Bombita, gran aficionado al género andaluz, solía referirse a la voz "angelical" de este cantaor.

Aparte de esto, la localidad no tiene más historia flamenca que su peña y su festival. Sus buenos aficionados, como los hermanos Costale, Domingo Luna, Francisco Montes Rancapino o el llorado Pepe Ávalos, entre otros muchos, lograron que el flamenco tuviera una gran importancia en este pueblo.

Contaron con el apoyo del mejor alcalde que ha tenido Tomares, el socialista José María Delgado Buiza, al que recordaré toda la vida. Me acuerdo de que un día me dijo que "el flamenco es cultura y ésta es tan importante como poner farolas en las calles".

Con él y con el apoyo de Radio Aljarafe, el festival alcanzó su momento más álgido, pero lo bueno dura poco y el certamen cayó en el desprestigio más absoluto, con carteles sin interés alguno y el norte absolutamente perdido.

Parece que en Tomares han reaccionado y, con el apoyo del Ayuntamiento, este año hay un cartel ciertamente atractivo, sobre todo variado, con Mariana Cornejo, El Cabrero, Miguel Poveda y Miguel de Tena, que son cuatro gigantes. El baile lo pondrá La Debla, atractiva y buena artista.

Será esta misma noche en los Jardines del Conde, en el incomparable marco de la Hacienda Santa Ana, en pleno corazón del pueblo donde Chacón hizo que una tarde de 1912 se rompieran sus camisas Bombita y Belmonte.

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