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Duelo y dolor en Barajas

España quedó ayer por la tarde literalmente conmocionada, y aquí no hay exageración de ningún tipo, conforme llegaban las noticias procedentes del aeropuerto madrileño de Barajas. Un avión que cubría el trayecto entre Madrid y Las Palmas de Gran Canarias se estrellaba con 173 personas a bordo tras un intento fallido de despegue...

el 15 sep 2009 / 10:14 h.

España quedó ayer por la tarde literalmente conmocionada, y aquí no hay exageración de ningún tipo, conforme llegaban las noticias procedentes del aeropuerto madrileño de Barajas. Un avión que cubría el trayecto entre Madrid y Las Palmas de Gran Canarias se estrellaba con 173 personas a bordo tras un intento fallido de despegue. El balance es conocido ya por todos: al menos 150 muertos y 25 heridos en una de las peores catástrofes aéreas acaecidas en España en las tres últimas décadas.

El aparato, un modelo MD-82 de la compañía Spanair con 15 años de antigüedad, había retrasado su salida una hora por un problema técnico ligado a un indicador de temperatura. Cuando lo solucionó, poco antes de las tres de la tarde, obtuvo el permiso de despegue, pero un fallo inesperado en el motor acabó minutos después con la nave caída entre llamas en una hondonada situada a la derecha de la pista de despegue. Las cajas negras en las que se registran las órdenes del piloto del avión han sido recuperadas y el caso se ha puesto en manos del Juzgado de Instrucción número 11 de Madrid, que será quien tutele judicialmente una investigación que corresponde a Aviación Civil.

Ya habrá tiempo de analizar qué es lo que ha podido ocurrir, pues hasta ahora no hay más que lecturas basadas en meras especulaciones recogidas de forma apresurada para alimentar la necesidad de información sobre lo ocurrido. Ahora es tiempo de sumarse al duelo ante una tragedia que desata la solidaridad de todos y que, de otra parte, pone a prueba los dispositivos de emergencia con los que se dota la sociedad española ante una catástrofe de esta magnitud. Ayer, desde el mismo instante en el que se advirtió la magnitud del accidente de Barajas, se activó el denominado 'Protocolo 11-M', aprobado por el Gobierno tras los atentados terroristas de marzo de 2004.

La respuesta dada por el gabinete de crisis de las instituciones fue rápida, tanto en las complejísimas labores de rescate de los heridos y de los cadáveres, como en la habilitación de los dispositivos de identificación de las víctimas y en la asistencia a los familiares. La Comunidad de Madrid habilitó como tanatorio improvisado el pabellón de Ifema, cuyas imágenes de dolor ante los 193 muertos del 11-M siguen en la retina de tantos españoles, y en coordinación con Spanair se empezó a prestar ayuda psicológica a quienes recibieron el terrible impacto de saber que sus familiares habían muerto en un accidente que ha golpeado el corazón de todos los españoles.

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