El empuje de la filial arrocera, con sede en San Juan de Aznalfarache, y de la división de pastas -algunos de cuyos productos han adoptado la marca Brillante- permite al grupo aumentar ventas y beneficios pese a la caída del azúcar y de los productos lácteos.
El grupo Ebro Puleva, que preside el empresario sevillano Antonio Hernández Callejas, ha presentado las cuentas de un ejercicio, el de 2008, que, pese a la crisis económica, no duda en calificarlo de "extraordinario". Frente al rosario de recortes de beneficios e incluso de declaraciones de pérdidas por parte de las grandes empresas que cotizan en bolsa, la primera compañía alimentaria española presume de haber cosechado uno de los mejores balances de su historia, y gracias al empuje del negocio del arroz -cuya gestión se lleva desde San Juan de Aznalfarache-, la actividad en el extranjero, la apuesta por sus propias marcas -meritorio si se tiene en cuenta el ahogo que dan las blancas- y la reciente venta de su filial azucarera.
Por partes. El que es líder mundial del arroz obtuvo por esta división unas ventas de 890,97 millones de euros, un 20,2% más que en 2007. El negocio de las pastas -que ha adoptado para España su reconocida marca de arroces Brillante- aportó ingresos de 993,67 millones, tras crecer un 30,3%. La rama láctea, con Puleva como referencia, disminuyó un 4,1% la facturación, hasta 506,06 millones, debido a la guerra de precios que se vive en este sector. Por último, por el azúcar -cuya filial se vendió en diciembre pasado a la inglesa British Sugar- se ingresaron 536,6 millones, un 13,6% menos.
En conjunto, la facturación de la compañía creció el 18,1%, hasta los 2.367,902 millones de euros, y el beneficio lo hizo en un 44,4%, con 130,63 millones, siendo su endeudamiento financiero de 1.056 millones.
"En 2008, hemos demostrado cómo con productos básicos pero marquistas, Ebro Puleva es capaz de crecer en dimensión y en rentabilidad en un entorno general de caída de consumo", precisa la compañía en un informe enviado a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). Para 2009, un ejercicio que califica de "consolidación", Hernández Callejas descarta acometer nuevas desinversiones (venta de negocios) y, por el contrario, puede haber incluso alguna que otra compra.
Tal referencia a su política de marcas es clave en unos momentos en los que las etiquetas blancas (propias de las cadenas de distribución) están ganando cada vez más peso en las estanterías de los comercios. En concreto, las ventas de los productos con marca -decenas de ellas en una veintena de países- acapararon un 73% de la facturación global de la empresa, y el 27% fueron sin etiquetas de su cartera (son las llamadas ventas industriales, en su mayoría azúcar al por mayor y arroces envasado para los hipermercados).
En el lado negativo, la empresa echa por tierra definitivamente su proyecto para una planta de biocarburantes en Cádiz y demora sine die el traslado de su fábrica arrocera de San Juan de Aznalfarache.
