Cultura

Echanove ‘desaparece’ en el Central entre textos de Poe

El Teatre Romea que dirige Calixto Bieito regresa a Sevilla con el inquietante montaje 'Desaparecer'.

el 27 oct 2011 / 20:07 h.

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Cuando de lo que se trata es de poner en escena una ópera, Calixto Bieito se transforma en un indomable enfant terrible que golpea con su látigo el corazón burgués del espectáculo y pervierte Traviatas, Nabuccos o lo que se encarte. En Europa se lo rifan, en España aparece con cuentagotas y siempre llega aliado con la mayor de las polémicas.

La cosa cambia cuando Bieito se parapeta en Teatre Romea, compañía de la que es director artístico. Entonces la virulencia se tamiza, aunque no su marcada impronta. Quienes hoy y mañana se acerquen al Teatro Central (21.00 horas) podrán conocer la última criatura a la que ha dado luz el catalán, Desaparecer, montaje cuyos aliados resultan ser Juan Echanove y una cantante indie con infinitas pretensiones llamada Maika Makovski.

Sin embargo, ni Echanove ni Makovski son los líderes de la función. Porque sobre ellos sobrevuelan los textos, los estímulos y las vivísimas imágenes que convocan los inquietantes textos de Edgar Allan Poe. "Bieito ha diseñado un espacio blanco, diáfano, fantasmal, de líneas rectas, un lugar invadido por la niebla y moteado por luces tenues y en ocasiones espectrales", afirmó ayer Juan Echanove.

Lo que ofrece Desaparecer es una "fascinante, grave y sublime" dramatización-concierto de relatos como El demonio de la perversidad, El gato negro o de la mítica composición lírica El cuervo, además de fragmentos de poemas menos populares.

Por su parte, Makovski, cantante mallorquina de padre macedonio y ascendencia andaluza, saludada como la PJ Harvey española, ha escrito una serie de temas expresamente para el espectáculo "llenos de belleza y sutilidad". Su canción y su presencia dan el contrapunto para sumergir al público en la voz y el gesto de Echanove, que explora el abismo de Poe, el espíritu de la perversidad, llegando con El gato negro al punto climático de la obra, un largo monólogo punteado por los clusters pianístico de su partenaire y en el que la puesta en escena apenas sí deja ver a los dos protagonistas.

A medio camino entre el teatro, el concierto y un recital de palabra hablada (o spoken word) lo que es seguro es que Desaparecer -obra estrenada en el pasado Festival Grec de Barcelona- es "un concierto-poema en la niebla", al decir de Bieito: "Es imposible no sentir un erizamiento de la piel al ver a ese personaje alcohólico preso de sus ataques de sádica demencia. Surge el demonio de la perversidad y da la impresión de que si en esos instantes de realismo interpretativo, le pusieras un cuchillo en la mano, el exhausto y sudoroso actor sería capaz de matar", ha explicado el dramaturgo sobre una propuesta que ha cosechado por igual críticas tan entusiastas y agrios comentarios. En todo caso, para quienes admiren o sigan a Bieito, Desaparecer es un inequívoco producto con ‘marca de la casa'. Se podrá sentir fascinación o irritación ante la propuesta pero, al menos (...y no es poco), nadie saldrá indiferente de él.

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