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Écija da ejemplo de un urbanismo sostenible

El Pleno del Ayuntamiento de Écija aprobó este pasado jueves la recalificación de 620.000 metros cuadrados de suelo, que pasan del uso residencial al industrial. La modificación permitirá que los terrenos en los que se iba a construir 1.000 viviendas y dos hoteles pasen...

el 16 sep 2009 / 03:30 h.

El Pleno del Ayuntamiento de Écija aprobó este pasado jueves la recalificación de 620.000 metros cuadrados de suelo, que pasan del uso residencial al industrial. La modificación permitirá que los terrenos en los que se iba a construir 1.000 viviendas y dos hoteles pasen a albergar un polígono industrial que se ubicará en la salida del pueblo en dirección a Córdoba. El cambio de uso responde a los nuevos criterios expuestos en el Plan de Ordenación del Territorio de Andalucía (POTA), que establece limitaciones en el crecimiento de la población y en el número de viviendas que puede construir cada municipio. Écija ha adecuado su Plan General al POTA y lo ha hecho transformando el destino de estos terrenos, cuya ubicación la hacía acreedora del interés de numerosas compañías inmobiliarias. Con la decisión, da ejemplo de municipio que mira más por los desarrollos productivos que por una expansión desaforada basada en criterios ahora desfasados con el derrumbe del mercado inmobiliario. Tal vez sea el camino que emprendan muchos pueblos y ciudades de Andalucía. El POTA se gestó como freno al crecimiento desmesurado de las poblaciones andaluzas, con modelos de crecimiento marcados por criterios mercantiles. Ahora hay instrumentos para frenar estos procesos especulativos. Pero casi no hacen falta. La caída en el sector de la vivienda es de tal magnitud que muchos de los planes urbanísticos ideados en etapas de bonanza económica se han venido abajo por falta de liquidez económica de quienes los promovían. La respuesta más común ante la parálisis es la ralentización de los proyectos previstos, pero hay otras opciones muy aprovechables. Y una de ellas es la sentarse a repensar el crecimiento de los municipios, fortaleciendo las apuestas por los tejidos productivos en detrimento de un sector como el del ladrillo, que apenas aporta valor añadido. Écija ya lo ha hecho. Otros, a buen seguro que también lo emprenderán.

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