Muchos ecijanos tendrán hoy la vista fija en el cielo para pedir que no llueva y poder ver en la calle la restaurada imagen de San Pablo Apóstol, patrón de la ciudad, que espera en la iglesia de Santa María para salir en procesión. El año pasado, la lluvia aguó la salida, precisamente en el año en que se cumplían los 2.000 años del nacimiento del Apóstol de los gentiles y la ciudad festejaba el Año Santo Paulino, fiesta jubilar en la que se multiplicaron los actos en su honor y se concedieron indulgencias y el perdón de los pecados a todos los peregrinos que oyeran misa en alguna iglesia ecijana.
En aquella ocasión, el agua y el viento aguaron la fiesta y la imagen del Apóstol se limitó a procesionar por el interior de la iglesia de Santa María, tras una misa oficiada por el cardenal de Sevilla, Carlos Amigo Vallejo.
Entonces, San Pablo cumplía milenios y estrenaba paso. Hoy, podrá mostrar por las calles la talla renovada del patrón, cuya restauración ha llevado a cabo el Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico y que ha sido obra, además, de un ecijano, Jesús Porres, que se confiesa devoto de la imagen.
San Pablo procesiona cada año acompañado de forma solemne hasta la iglesia de San Pablo y Santo Domingo por las autoridades municipales, que acuden al templo en procesión y bajo mazas y asisten a la misa y la posterior lectura del milagro del santo -que anudó los dedos de un adolescente para curarlo ante todo el pueblo y recuperar así la perdida fe de los creyentes astigitanos-, un acto que reedita cada año, desde 1437, la relación de Écija con su patrón.
