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Economía de la emoción

Hace más de 150 años los periódicos incluían inevitablemente en sus páginas los días anteriores a la Semana Santa noticias sobre el número de forasteros que se esperaban.

el 15 sep 2009 / 01:18 h.

Hace más de 150 años los periódicos incluían inevitablemente en sus páginas los días anteriores a la Semana Santa noticias sobre el número de forasteros que se esperaban. Se llenaban las fondas, y eso ya era entonces economía, pero también se arrendaban balcones, se vendían guías, programas o postales y desde los pueblos llegaba un tropel de pedigüeños que, situados en puntos estratégicos, entonaban saetas ante corros de curiosos y hasta se ponían, según algún diario, a bailar la zarabanda.

En la Semana Santa siempre hubo dos columnas, la macro y la micro, y de esta última trataba Núñez de Herrera en el capítulo "Hacienda y contabilidad de la emoción" de Teoría y Realidad de la Semana Santa, donde un salchichero de Chicago contaba nazarenos y velas para sumar precio.

La magnitud de los 160 millones de euros ingresados en 2007 es alta pero no incluye el dinero que, más que ganarse, se redistribuye en esa "economía popular" de telas para túnicas, capirotes, caramelos y estampitas de nazarenos, ramos de flores que el comercio o el bar pondrán en el paso, lluvia de pétalos arrojados desde una azotea, mesa dispuesta para los amigos que pasen. A despecho de las crisis siempre hubo -y siempre habrá- una economía de los días grandes de Sevilla -la economía de la emoción- que difícilmente podrán medir ni los salchicheros de Chicago ni las consultorías más prestigiosas.

Antonio Zoido es escritor e historiador

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