Eduardo Miura, propietario junto a su hermano Antonio de la ganadería Miura y de la finca Zahariche, afirmó ayer que "si hubiéramos llegado se hubiera podido reconducir al astado metiéndolo de nuevo en la finca". Fue lo que ocurrió la última vez que se escapó un toro de la ganadería, "algo nada extraño". Por esta razón la empresa está preparada: "tenemos un seguro para eso, porque no es la primera vez que pasa". "Son gajes del oficio", apostilló.
El toro, "cárdeno", estaba ya listo para lidiarlo, "así son todos los que están pegados a la carretera de salida, tenía cuatro o cinco años". El ganadero señaló que aún no tenían decidido a qué plaza de toros iba a ir. "Depende del trapío del toro, pero en principio hubiera ido a una como Alicante o así". La decisión de una plaza u otra "depende de los pitones y éste no tenía una cornamenta muy desarrollada para plazas como Sevilla, Madrid -"a la que no vamos este año"- o Bilbao, eso es el trapío, una conformación morfológica", apuntó.
El ganadero afirmó que, en cualquier caso, "hay que agradecer que el único percance haya sido el de los coches de la Guardia Civil, que actuó de la manera que pudo, porque es normal que les asustara un toro de ese tamaño, aunque no sé exactamente cuánto pesaba".
En cuanto al dinero, una vez que el seguro cubre los desperfectos a la ganadería sólo le queda la pérdida del astado. "No se sabe el precio hasta que no se vende, pero el valor de este toro podría haber rondado los 9.000 o 10.000 euros, e incluso más". Pero el dinero es lo de menos.
