Por primera vez Educación ha comprometido (por norma) el tiempo máximo para cubrir las bajas del profesorado: siete días hábiles. Para lograrlo, las próximas semanas se pondrá en práctica un plan de sustituciones experimental en 200 colegios de Infantil, Primaria y Secundaria. La consejería reconoce que ahora el procedimiento es tan aparatoso que resulta imposible suplir a un profesor de baja antes de 15 días.
La propuesta se presentó ayer a los sindicatos de la enseñanza y a los partidos de la oposición en el Parlamento. Ambos siguen considerando que el tiempo de respuesta es muy largo. Pero la ley de Procedimientos Administrativos (1992), de ámbito estatal, impide que el sustituto se incorpore antes de 48 horas, que es el tiempo legal que tiene el trabajador para pensárselo. La consejera de Educación, Mar Moreno, barajó ayer la posibilidad de asumir cinco días, un tiempo récord, cuando algunos colegios pasan tres meses esperando sustituto.
Todo depende de los trámites burocráticos y de si hay presupuesto para mantener un ejército de profesores en la reserva. El gasto para bajas representó un agujero en el bolsillo de la consejería de 108 millones de euros el año pasado. Educación aumentará la partida en 2010, aunque Moreno cree que "ni siquiera un gasto ilimitado" podría solucionar un problema tan enquistado, por eso ha puesto el acento en cambiar drásticamente el sistema de sustituciones.
El absentismo del profesorado andaluz ronda el 6%, según cifras de la consejería. Lo que generará cierta polémica es que el nuevo modelo de sustituciones tiene dos caras: una para los profesores buenos (enfermos o con permisos que honestamente se dan de baja). Y otra para los que abusan del sistema y se especializan en faltar al trabajo. Estos últimos ya no estarán vigilados por los inspectores, sino por sus directores que, además, podrán sancionarles si incumplen su horario o faltan un día sin justificar. La sanción prevista es el apercibimiento, que constará en su expediente y le restará puntos en caso de que solicite un traslado. Sobre todo se vigilarán las ausencias en las horas no lectivas en las que el profesor debe permanecer en el centro (tutorías, guardias...), que son las que más escamotean los llamados profesionales del absentismo. Además, la Junta ampliará el número de médicos en las delegaciones provinciales (ahora hay dos o tres) para incrementar las revisiones a los maestros que están de baja.
Otra fórmula. La fórmula que se va a ensayar para los profesores buenos es la siguiente: Educación delegará en los directores de los 200 colegios la potestad de decidir qué bajas se cubren y cuándo. Hasta ahora eran las delegaciones las que valoraban la urgencia de enviar a un sustituto. "La dirección era ajena al procedimiento de cubrir bajas. Pedían el sustituto a la delegación provincial y se cogía del presupuesto para bajas. Ahora tendrán una implicación más directa", dijo ayer Moreno, en el Parlamento.
El traspaso de poder va acompañado de un presupuesto específico que controlará el director, "así será más consciente de lo que gasta". La Seguridad Social concede bajas de una semana, prorrogables siete días más. Si un profesor enfermo va a apurar los 15 días, siempre lo sabrá antes el colegio que la delegación, y podrá reaccionar a tiempo.
El presupuesto dependerá de dos variables: el número de profesores en plantilla y el de horas de profesorado de apoyo. Un colegio con 150 docentes tendrá más dinero para bajas que uno de 50. De los directores dependerá decidir si tiran de ese dinero y cubren la baja con personal externo (solicitando a la delegación un interino sustituto), o si reubican a profesores apoyo. La mayoría de colegios tiene un maestro de retén que, según la norma, está para cubrir la primera baja que se produce. Si el presupuesto se agota antes de final de curso, el director debe justificar por escrito una ampliación. Si sobra dinero, la Junta les "compensará". Este sistema se generalizará el próximo año si el ensayo logra recortar la tasa de absentismo.