La Inspección Educativa ha detectado que algunos colegios, "por sistema", permiten faltar al profesorado y ha propuesto mayor control para que cumplan su trabajo. El absentismo docente, según la delegación, viene de "una cultura heredada que hace que el sistema escolar esté fallando", y que no puede corregirse expedientando al profesor.
El absentismo del profesorado sevillano responde "una interpretación laxa" de la normativa que viene de largo. Los docentes tienen 30 horas de obligado cumplimiento en el colegio, de las cuales, 25 en primaria y entre 18 y 21 en secundaria, las pasan impartiendo clases. El resto son horas complementarias para recibir a los padres, hacer tutorías, tener reuniones de claustro o preparar clases en algún departamento. Esas horas son las que "hacen agua", según el informe que la Inspección Educativa ha elevado a la Junta.
El jefe de servicio de Inspección de Sevilla y responsable del informe, Alberto Moreno, atribuyó ayer las faltas del profesorado a una "cultura heredada que viene de largo y que está haciendo fallar el sistema educativo en algunos colegios".
"No parece procedente que los últimos días de clase de cada trimestre no se imparta materia alguna (en algunos casos ni siquiera el alumnado asiste), ni que a lo largo del curso, cuando falta un profesor, se pueda salir antes del centro", reza el informe. Moreno acusa esa especie de "complicidad" entre docentes y estudiantes para "ausentarse de ciertas clases, lo que irremisiblemente afecta al rendimiento del alumnado".
Pero, ¿por qué no se corrigen esas faltas expedientando al docente? Las comisiones de absentismo laboral se reúnen cada mes y sólo registran "entre 15 y 20 docentes expedientados por faltas injustificadas". "Las conductas sancionables no tienen por qué tener relación con las faltas por el incumplimiento del horario. Sólo se puede abrir un expediente a un profesor a partir de las diez horas de falta", reconoce Moreno.
Después de examinar los resultados de las pruebas de diagnóstico, el Servicio de Inspección remitió al delegado provincial de educación, Jaime Mougan, el informe en el que instaba a los directores de los colegios y a los propios inspectores a ser "más estrictos en la supervisión de los centros para garantizar el cumplimiento del calendario y la jornada escolar, con el que debería actuarse con mayor contundencia".
"Nuestro trabajo es supervisar las escuelas y a veces olvidamos decir que hay muchos profesores que hacen muchas más horas de las que les corresponden", dice Moreno, "la escuela se ha modernizado y habría que modificar la normativa que regula la jornada escolar, porque es la misma desde hace casi 20 años".