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Educación en el invernadero

Un Instituto de Educación Secundaria (IES) en Los Palacios y Villafranca trabaja con un invernadero que no sólo servirá de espacio propicio a valores medioambientales, sino también de salida para alumnos con dificultades.

el 14 sep 2009 / 21:11 h.

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Un Instituto de Educación Secundaria (IES) en Los Palacios y Villafranca trabaja con un invernadero que no sólo servirá de espacio propicio a valores medioambientales, sino también de salida para alumnos con dificultades.

El invernadero ocupa unos 50 metros cuadrados y es fruto de las negociaciones que mantuvieron varios profesores del Instituto Diego Llorente, integrados en el proyecto Ecoescuela, con el Gobierno local (PSOE). De momento, la llamativa construcción de plástico está vacía pero empezará a albergar plantones dentro de unos días.

No sembrarán en la propia tierra porque los sedimentos más superficiales son básicamente escombros. De modo que los profesores implicados en el proyecto, entre ellos el director del centro escolar, Francisco Toledo, prefieren trabajar con plantones y macetas conseguidas a través del programa Aldea, una iniciativa de la Consejería de Educación en colaboración con la Agencia de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía que ofrece recursos para la práctica de la educación en este sentido. El programa no es nuevo, pues data de 1984 y un profesor del Diego Llorente, José Manuel Mauri, ya lo puso en práctica hace años en otro centro de enseñanza, pero quizás la estrategia de construir un invernadero dentro del mismo recinto estaba un poco olvidada. Los alumnos, por su parte, parecen encantados.

Pese a que el proyecto contempla la participación de todo el alumnado, en la práctica unos le dedicarán mucho más tiempo que otros. Según el director de este instituto, los "alumnos objetores", es decir, los expulsados y los que molestan diariamente al resto de compañeros sin perspectivas de cambio, tendrán en el invernadero un espacio de renovado interés y lejos de las aulas.

De este modo, salvo durante las horas instrumentales, podrán sembrar, cuidar las plantas o activar los mecanismos de riego, cuya línea de goteo rodea todo el instituto. Plantarán árboles frutales y matas comunes en este pueblo colindante a la marisma: tomates, pimientos, patatas y calabacines. En esta tarea también participarán otros alumnos con necesidades educativas especiales, como los inmigrantes, de los que en el Diego Llorente hay más de una decena y manejan el castellano con suma dificultad, así como los estudiantes de apoyo que trabajan en el aula de Pedagogía Terapéutica y otros del área específica con discapacidades físicas o psíquicas.

Que la educación en España va mal no es ninguna novedad ni lo revela el último informe PISA. Las estrategias para combatir este cáncer transversal a la juventud española son variadas y ésta que se impulsa ahora en este municipio del Bajo Guadalquivir de más de 35.000 habitantes puede ser un buen ejemplo para que se imite en otras instituciones. De sus resultados dependerá que le surjan imitadores.

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