Es una rebaja de la calificación de las emisiones de deuda, nota que pasa de matrícula de honor a sobresaliente alto, aunque no es una rebaja cualquiera, dado que afecta a uno de los países hasta ahora intocables, a la primera economía del mundo, a EEUU. Y es un motivo más que incide en la zozobra internacional, que se vive con especial intensidad en la Eurozona y en países como Grecia, Irlanda, Portugal, Italia y España. Era, por así decirlo, lo único que faltaba. Los contactos entre líderes mundiales se aceleran y existe un auténtico pavor a las reacciones que mañana tengan las bolsas de todo el planeta.
La agencia de calificación crediticia Standard & Poor's (S&P) ha decidido recortar de categoría la deuda pública de EEUU, hasta ahora con la nota máxima, AAA+, debido a la preocupación sobre el déficit estatal pese al acuerdo alcanzado esta semana por el presidente, Barack Obama, y los legisladores demócratas y republicanos. De esta manera, la mayor potencia económica internacional se queda en el AA+ por primera vez en la historia.
"La rebaja refleja nuestra opinión de que el plan para la consolidación fiscal que pactaron recientemente el Congreso y la Administración (de Barack Obama) se queda corto respecto a lo que, según nuestro punto de vista, será necesario para estabilizar las dinámicas de deuda del Gobierno a medio plazo", sostuvo S&P en un comunicado.
La agencia considera "negativa" su última revisión, lo cual adelanta que es incluso posible otra rebaja de la nota en un plazo de entre 12 y 18 meses. El pasado 14 de julio Standard & Poor's anunció que ponía "en revisión" la calificación de la deuda soberana estadounidense ante el temor de que, al final, el Congreso no pudiera lidiar adecuadamente con el déficit, situado en 1,4 billones de dólares, o 980.000 millones de euros, el equivale a un 9% del PIB (Producto Interior Bruto) y uno de los déficits más elevados desde la Segunda Guerra Mundial.
Por tanto, la incertidumbre sobre el equilibrio fiscal de EEUU ha perjudicado a los bonos del Tesoro nacional. En su día considerados como los más seguros del mundo, ahora tienen una calificación inferior a los de países como el Reino Unido, Alemania, Francia o Canadá. Por su parte, otra de las tres grandes agencias, Moody's, confirmó esta semana la categoría AAA+ para la deuda pública norteamericana, pero dejaba la puerta abierta al posible recorte. A final de mes se pronunciará al respecto la tercera, Fitch Ratings.
Si el temor a la reacción de los mercados se generalizó por todo el mundo, en el caso de China, el principal inversor en deuda de Estados Unidos, se convirtió ayer en auténtica ira.
Los medios de comunicación oficiales del Gobierno chino arremetieron con dureza contra Washington, hasta el punto de acusar a la Administración de Barack Obama de "adicción a la deuda" y de empecinarse en discusiones políticas "miopes", a la vez que consideraron que el mundo necesita una nueva divisa de reserva de carácter global y estable para así "prevenir una catástrofe causada por un único país".
En un artículo la agencia de noticias Xinhua se indicaba que "China, el mayor acreedor de la única gran potencia del mundo, tiene todo el derecho a pedir a Estados Unidos que afronte sus problemas estructurales de deuda y garantice la seguridad de los activos chinos en dólares". Se calcula que Pekín tiene 1,2 billones de dólares invertidos en deuda del Tesoro estadounidense. En no pocas ocasiones ha exigido a Washington un mayor control sobre las cuentas públicas.