La crisis de Honduras, tradicionalmente un socio estratégico y militar de EEUU, se ha convertido en una prueba de fuego para la política exterior del Gobierno de Barack Obama, que en los últimos días ha hecho gestiones, sin éxito, para frenar el golpe militar.
El presidente estadounidense se reúne hoy por primera vez en la Casa Blanca con su homólogo colombiano, Alvaro Uribe, y se espera que la crisis de Honduras ocupe un papel destacado en las conversaciones entre los dos mandatarios.
En un comunicado, Obama reconoció ayer su preocupación por el golpe militar y pidió "respeto a las normas democráticas", y la resolución de las disputas a través de un "diálogo libre de interferencia exterior".
"Las tensiones y disputas que puedan existir deben resolverse pacíficamente a través del diálogo libre de cualquier interferencia exterior", afirmó el mandatario estadounidense.
A su vez, la secretaria de Estado estadounidense, Hillary Clinton, dijo que la acción contra Zelaya, "viola los preceptos de la Carta Democrática Interamericana y debe ser condenada por todos".
Altos funcionarios estadounidenses manifestaron el domingo que en los últimos días se habían estado realizando gestiones diplomáticas en la sombra para frenar el golpe.
El golpe "se ha estado fraguando desde hace tiempo", indicaron dos funcionarios, que hablaron bajo la condición del anonimato.
Las mismas fuentes expresaron que el ejército hondureño, que tradicionalmente ha mantenido lazos estrechos con Estados Unidos, ha cortado el contacto con la diplomacia estadounidense tras el golpe.
Estados Unidos tiene desplazado un destacamento militar en Honduras, a unos 80 kilómetros de Tegucigalpa, que se ocupa de dar entrenamiento al ejercito hondureño, así como de prestar asistencia en operaciones contra el narcotráfico, operaciones de busca y rescate, y ayuda en desastres naturales en Centroamérica.
Zelaya fue detenido y expulsado en la madrugada del domingo por los militares, pero Estados Unidos, según los funcionarios, no aceptará al presidente interino, Roberto Micheletti.
"Nosotros reconocemos a Manuel Zelaya como el presidente constitucional de Honduras... no vemos a otro", afirmó uno de los funcionarios, quien insistió en que el objetivo de EEUU es promover una solución pacífica a la crisis a través de un diálogo libre de interferencia externa.
Los mismos funcionarios señalaron que Washington considera a Honduras un "socio importante" de Washington, tomando en cuenta que forma parte de la Iniciativa Mérida contra el narcotráfico y el crimen organizado, del Tratado de Libre Comercio con Centroamérica y la República Dominicana, y de los esfuerzos de la Cuenta del Milenio para el desarrollo regional.
Además, miles de ciudadanos hondureños viven en EEUU con permisos de trabajo y residencia temporal bajo el Estatus de Protección Temporal