Las fuerzas de seguridad egipcias, en coordinación con la policía de Hamás, cerraron ayer la mayoría de los pasos fronterizos entre Egipto y la franja de Gaza prohibiendo la entrada a pie a Egipto por dos de las tres brechas que quedaban abiertas. El paso de Salahedín era el único que seguía funcionando en los dos sentidos.
Allí, un gran número de agentes se concentraron para controlar más estrechamente el flujo de palestinos de un lado y otro de la frontera. Los dos pasos cerrados son la puerta de Brasil, donde ha sido prohibido el tránsito en ambas direcciones, y un agujero más ancho perforado el viernes pasado por militantes palestinos en la valla fronteriza, donde sólo se permite el regreso de personas y vehículos a Gaza, pero no su entrada en Egipto.
En el paso de Brasil, media docena de guardias de frontera egipcios volvieron a colocar la alambrada de espinos que los palestinos arrancaron para poder pasar.
Sin embargo, a diferencia del viernes pasado, cuando las fuerzas egipcias cerraron por primera vez la mayor parte de las aperturas de la valla, los palestinos no mostraron ayer ninguna resistencia y se limitaron a dirigirse con gran normalidad al paso que continúa abierto.
Por otro lado, en la calle que conduce a la puerta de Salahedin se desplegó un gran contingente de policía egipcia antidisturbios que mantuvo cerrados todos los accesos secundarios a la vía. Decenas de agentes se acuartelaron en una escuela ubicada en esa misma calle, en cuyo patio se encontraban al menos ocho camiones con policías.
Asimismo, en la plaza de Salahedin, donde desemboca la calle que parte de la puerta fronteriza del mismo nombre, se desplegó un cordón policial para controlar el tráfico de vehículos. Además, la policía impuso un cerco en torno al Rafah egipcio y obligó a todo palestino que intentaba abandonar la población, tanto a pie como en cualquier vehículo, a dar la vuelta.
"Nos prohíben salir y a quienes lo intentan les dan la vuelta", aseguraba Muhammad, un palestino que se encontraba ya a pocos metros del último cordón policial dentro de Rafah, a través del cual los palestinos no pueden pasar.
También se levantaron nuevos controles y se desplegaron más agentes en los puestos de control de carretera que unen Rafah con otras ciudades cercanas a la frontera como Al Arish o Sheij Sweid. Desde ayer, en los puestos del Canal de Suez se prohíbe el acceso a la Península del Sinaí a los periodistas que se dirigen a Rafah. A la presión policial se suma el bloqueo económico que desde hace tres días las autoridades egipcias imponen a los palestinos que no se deciden a regresar a la franja.
En las poblaciones del norte del Sinaí, el 90% de los comercios, restaurantes y gasolineras permanecían cerrados para evitar que los palestinos se sientan tentados a entrar en Egipto para comprar productos y mercancías. Munir, un palestino al que no han dejado salir de Rafah, se quejaba de que todo estaba cerrado "para obligarnos a volver".