¿Quién está luchando realmente contra el hambre: ONU, ONG, los países donantes...?
Es una respuesta máxima de todas las organizaciones. Pero lo más importante es que los gobiernos del norte apoyen las iniciativas positivas de los gobiernos del sur; gobiernos que han puesto en marcha ayudas para los pequeños agricultores, en su mayoría mujeres, que dan de comer a las personas más pobres, en los entornos locales.
¿Es necesario que haya un seguimiento para que se cumpla lo estipulado en las cumbres por los países donantes?
Por supuesto, ya que éste es un derecho de la ciudadanía. Los gobiernos se comprometen y los compromisos están para cumplirlos, por lo que es necesario que los ciudadanos vigilemos para que sea todo más transparente. Hay que ver qué recursos económicos están comprometiendo y si son millones que ya han comprometido anteriormente, para ver qué gobierno lo está haciendo bien y quiénes lo están haciendo mal. También hay medidas concretas, como el 0,7% que los países ricos se comprometieron a donar de la renta nacional bruta de cada país, que debe ser un compromiso legal, debe estar en el ADN de todos los Estados.
¿En qué se basa el avance de los países como Brasil, China o Ghana que han reducido su número de hambrientos?
Se basa en las políticas para apoyar la agricultura, enfocada a pequeños agricultores que venden sus productos en mercados locales. Algunas de las medidas tomadas por estos gobiernos son créditos para los pequeños agricultores, subvenciones para la compra de semillas, dinero para hacer frente a las malas cosechas, posibilidad de formación en nuevas técnicas agrícolas, etc. En definitiva, apuestan por la seguridad alimentaria.
La FAO dice que este año, por primera vez en 15, ha descendido el número de hambrientos un 10%, ¿está de acuerdo con esta cifra?
Sí, esta reducción se debe a la bajada de los precios, pero no pensamos que sea el resultado de unas políticas determinadas, sino que se debe a la variabilidad y lo errático de los mercados. En este sentido, creemos que es fundamental invertir en seguridad alimentaria, que evite los vaivenes del mercado.
¿Cómo ha afectado la crisis económica al hambre?
La crisis económica ha afectado de diversas formas. Se ha notado, por ejemplo, en la caída de las remesas que los inmigrantes envían a sus países de origen, que era lo que sostenía la economía de millones de familias en los países pobres. Esto, a su vez, provoca que más miembros de la familia se pongan a trabajar. En general, la crisis económica en los países más ricos afecta al sur, ya que en el mundo actual todo está interconectado. Además, en los gobiernos de los países como España, los primeros flecos por los que va la tijera del recorte son los fondos sociales. Sin embargo, el recorte en solidaridad no acabará con la crisis.
¿Es posible erradicar el hambre para 2015?
Se puede conseguir, pero no al ritmo actual. El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, declaró que para acabar con el hambre son necesarios 100.000 millones de dólares, que es un 1% de los que han destinado los 23 países más ricos a salvar sus sistemas financieros. Lo que pasa es que hay que priorizar, y el derecho social y los derechos humanos deben estar en la cabeza. Es inmoral la situación de hambre que se vive en pleno siglo XXI.
