El espíritu del 15M sigue vivo y muy vivo en Sevilla. A pesar de que los termómetros de la capital hispalense llegaron a marcar ayer hasta 43 grados, los indignados no dudaron en echarse de nuevo a la calle para revivir las movilizaciones de hace un año. El punto de encuentro para el inicio de la manifestación fue la Plaza de España, adonde llegaron vecinos de toda Sevilla y de innumerables pueblos de la provincia, y finalizó en su plaza: Las Setas de La Encarnación.
Como es habitual en este tipo de movilizaciones las cifras sobre la afluencia de manifestantes fue muy dispar. Mientras los indignados del 15M hablaban de unas 22.000 personas, desde la Delegación del Gobierno se recortó el número a las 3.000, en base a los datos de la Policía Nacional que destacó la falta de incidentes durante la protesta.
La marcha, que duró aproximadamente dos horas, salió sobre las 19.00 horas de la Plaza de España y la cabeza de la misma llegó a Las Setas sobre las 21.30 horas. Era una pequeña fiesta donde se coreaban todo tipo de consignas en las que se mostraba el malestar por los recortes en políticas sociales como la sanidad y la educación.
Los lemas que se gritaban iban acompañados de música y de pequeñas coreografías que improvisaban lo indignados: "Un dos tres, un pasito pa lante, un dos tres, un pasito pa tras".
"No es una crisis, es una estafa", "ellos viven por encima de nuestras posibilidades", "stop desalojos", "no medicamentazo", "por un mundo más justo, movilízate", "así, así, ni un paso atrás, huelga general", "un bote, dos botes, banquero el que no bote", "los recortes matan"... Fueron sólo algunas de las consignas que se corearon a lo largo de la marcha o que se podían leer en las decenas de pancartas y carteles que portaban los manifestantes.
Pero además de los cánticos contra las reformas del PP, el movimiento del 15M expresó también su total disconformidad con el rescate del Gobierno a Bankia. Reclamaban el mismo trato preferente para los ciudadanos de a pie, que a su entender están pagando todos los dispendios de la banca por ello en sus cánticos no dudaron en pedir la cárcel para los banqueros.
En la manifestación participaron personas de todas las edades, entre ellas muchas familias con niños pequeños, que temen por su futuro. Como el calor era sofocante a lo largo de la marcha algún que otro voluntario refrescaba con agua a sus compañeros de protesta, un gesto que le agradecieron y que duró hasta que cayó la noche en La Encarnación.
La llegada a Las Setas fue el momento más emocionante de la movilización. Las escaleras estaban prácticamente repletas de personas que irrumpieron en un enorme aplauso para recibir a la cabecera de la manifestación. En ese momento varias personas llegaron a incluso a llorar: "Ha sido emocionante, porque ha pasado un año y la gente sigue ahí. Ahora todavía con más razones para tomar la calle", señaló Rocío Muñoz, una de las organizadores de la marcha.
Y es que entre los indignados había muchas personas, entre ellas Loli que no dudo en movilizarse con sus dos hijos de corta edad: "Yo estoy parada y mi marido también, estamos a punto de que nos corten la luz, lo único que nos queda es salir a la calle para protestar por la política del Gobierno".
Prueba de esta indignación es que al cierre de esta edición un grupo de manifestantes tenía previsto pernoctar en Las Setas dentro de sacos, pero sin montar tiendas de campaña.
Una intención criticada por la delegada del Gobierno en Andalucía, Carmen Crespo, por entender que no benefician a nadie.