Cerca del 70% de las menores de entre 16 y 17 años que aborta se lo comunicaría a sus padres, según muestran los resultados de un estudio realizado por la Asociación de Clínicas Acreditadas para la Interrupción del Embarazo (ACAI) que ha entrevistado en su red de centros a 362 menores desde el 15 de julio al 15 de octubre de 2009, para conocer si estas mujeres habrían evitado la tutela paterna.
El informe llega en medio de la polémica por la reforma de la ley del aborto, que prevé la interrupción voluntaria del embarazo sin permiso paterno en niñas de 16 años y que ya ha superado su primer trámite parlamentario.
En concreto, las entrevistas realizadas por ACAI revelan que más del 67% de estas menores habría seguido confiando en sus padres y les habrían comunicado su situación y su decisión.
Según manifestaron las clínicas en un comunicado, esto significa que las menores que confían en sus progenitores van a seguir confiando en ellos, y consideran que más del 80% de las que comunicarían su situación y decisión a sus padres irían igualmente acompañadas por ellos al centro acreditado.
Respecto al 30% de mujeres que no se lo comunicaría a sus padres, las encuestas muestran que entre los motivos se encuentra la falta de confianza, el temor a sus padres, así como, el intento de proteger a su pareja.
Además, un 42% de las menores que decidirían por ellas mismas declararon que en el momento de acudir al centro para realizar la interrupción preferirían ir acompañadas de un miembro de otra familia ajena a la suya, o de otras personas de su confianza, pero no de sus progenitores. En este sentido, ACAI indicó que estas menores "son las que más preocupan" a los profesionales, ya que esto pone de manifiesto que un significativo grupo de niñas podría estar recurriendo a métodos clandestinos e ilegales para interrumpir una gestación que no desean comunicar a sus progenitores.
Por todo ello, las clínicas expertas instan a los parlamentarios a la reflexión ya que, según indicaron, la nueva ley del aborto tiene la oportunidad de subsanar una deficiencia que incide y podría seguir incidiendo en la salud y en la seguridad de las mujeres más jóvenes.
Asimismo, recuerdan que la legislación relativa a los menores permite a estos decidir sobre aspectos de "su vida" como los tratamientos de quimioterapia, la ligadura de trompas, el matrimonio o la maternidad, pero no sobre la interrupción de un embarazo no deseado.
El pasado noviembre, el Congreso de los Diputados aprobó con 183 votos el proyecto de Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo, que comenzó así su tramitación parlamentaria tras superar cinco enmiendas a la totalidad, que fueron apoyadas por 162 diputados. El proyecto salió adelante con el voto en contra del PP y con el apoyo del PNV, finalmente sin que fuera tocado el punto que permite el aborto en menores de hasta 16 años sin permiso paterno, la parte más polémica de la reforma.
En las últimas semanas, la reacción de la Iglesia a la nueva ley de plazos para el aborto ha acaparado los titulares de los periódicos y los informativos, ya que los obispos advirtieron a los diputados que votaran a favor de la ley que estaban cometiendo un pecado merecedor de la excomunión. Los diputados católicos a favor de la ley, como el presidente del Congreso, José Bono, salieron al paso de las amenazas eclesiásticas mientras el PP insistía en censurar la norma.
