Pacientes esperan para ser atendidos en un centro de salud, en una imagen de archivo. / Carlos Díaz 2013 ha escrito un punto y final en el comportamiento que venía protagonizando el absentismo laboral, que, desde que comenzó la crisis, se había ido reduciendo año tras año. Al cierre del ejercicio pasado la tasa de absentismo horas no trabajadas respecto a la jornada pactada efectiva excluyendo vacaciones, festivos y horas perdidas por ERTE se situó en el 4,1 por ciento, frente al 4,2 por ciento de 2012, el 4,7 por ciento registrado en 2011 y 2010, y el 4,9 por ciento de 2009, según los datos de la encuesta trimestral de coste laboral que elabora el Instituto Nacional de Estadística (INE). Nivel que era del 3,7 por ciento en 2000 y cuyo factor determinante son las bajas por incapacidad temporal. Sin embargo, sea porque el miedo a perder el trabajo por pedir una baja se ha diluido o porque este índice está yendo parejo a la leve mejoría que presentan algunos indicadores económicos, en los primeros meses de andadura de este 2014 se constata un cambio, con el repunte de las bajas laborales, que se interpreta como la desaparición del «efecto crisis» a la hora de solicitarlas, según arroja el informe sobre absentismo que Adecco ha realizado por tercer año consecutivo. Este estudio, en colaboración con el IESE, Garrigues, Aenor, Fremap y la Universidad Carlos III de Madrid, señala que esa tendencia a la baja «ha llegado a su fin» en sintonía con los «tímidos pero continuados» síntomas de recuperación económica que se comienzan a intuir desde el último trimestre del año pasado. Como muestra, los procesos de contingencias comunes en vigor a finales de 2013 significaron el 21,25 por mil de los afiliados por cuenta ajena, dato superior al correspondiente a 2012 (19,14 por mil), y que en marzo pasado alcanzaron la tasa del 25,53 por mil frente al 20,6 de igual mes de 2013. Fremap agrega que en el primer cuatrimestre se han incrementado las bajas pendientes de alta por enfermedad común de los trabajadores por cuenta ajena respecto a igual periodo de 2013, que se refleja un avance del 9,21 por ciento. Señala el estudio, además, que existe una correlación entre absentismo y grado de protección social. Mayor sea esta última («generosidad» en las prestaciones y facilidad en su tramitación), más bajas, según los datos del último estudio de la OCDE con datos de hasta 2011, que apunta que en España se perdieron de media 10,7 días por trabajador y año. Según la encuesta de coyuntura laboral, el absentismo en 2013 registró una distribución desigual en función del sector de actividad del que se trate. El mayor ratio lo encontramos en la rama de servicios (4,2 por ciento, si bien era del 5,1 por ciento en 2007), seguida de cerca por la industria (4,1 por ciento, con una tasa del 5,5 por ciento hace seis años), y del 3 por ciento en la construcción (era del 3,8 por ciento en 2008). El informe refleja así que las bajas por incapacidad temporal experimentan una notable reducción entre 2007 y 2013, sobre todo en el sector industrial, llegando a registrar un nivel incluso inferior a los del año 2000 tanto en industria como en construcción, y manteniendo uno similar en servicios. No obstante, «paradójicamente, la reducción del absentismo entre 2007 y 2013 no se traduce en un aumento de las horas efectivas trabajadas en estos años», que presentan, al igual que ocurre con las horas pactadas, una continua reducción entre 2000 y 2013, sin que se aprecie un comportamiento diferenciado en el periodo de crisis económica. Así, las horas pactadas fueron 1.805 en 2013, un 5,9 por ciento menos que en 2000, tras un descenso gradual a lo largo del periodo 2000-13. No se pueden extrapolar datos de absentismo por comunidades, salvo las horas efectivas trabajadas y las no trabajadas, que muestran las diferencias entre territorios con economías fuertemente industrializadas (más productivas y con menos horas trabajadas) y otros fuertemente dependientes del sector agrícola y servicios (menos productivos y más intensivas en mano de obra). Por cierto, por primera vez se presta atención en este informe al fenómeno del presentismo estar en el trabajo pero sin trabajar. El resultado de la encuesta hecha en abril a 1.000 empresas arroja que el 50 por ciento admite que algunos de sus empleados cumplen este perfil, un 28 por ciento no tiene control sobre este asunto y menos del 15 estima que tres de cada cuatro trabajadores a su cargo sí que lo ejercen.