Local

El abuso de los errores para combatir la política municipal

Comerciantes y vecinos han acudido a la justicia para que prohíba la limitación del tráfico en el centro cuando aún ni siquiera se ha producido. Es un intento de judicializar la política local. Primero disparan y después preguntan.

el 14 sep 2009 / 22:21 h.

Sevilla judicializada.

Un grupo de asociaciones vecinales y de comerciantes ha recurrido al TSJA la ordenanza que prevé limitar el tráfico en el Centro. Lo curioso es que piden al juez que prohíba la peatonalización del Centro cuando aún no se ha ejecutado. Algunos líderes vecinales ya se saben el camino de los juzgados, al que acuden cada vez que el gobierno democrático de esta ciudad, legítimamente elegido, toma una decisión. El problema es la judicialización de la política cuando los opositores del gobierno local ven vulnerados sus privilegios. En este caso es peor: primero disparan y después preguntarán.

Demasiados casos.

Así, a bote pronto, hay una decena de asuntos ciudadanos en los juzgados: el PGOU por el recurso de Adepa y el del Estado por Los Gordales, el recurso de la mezquita de Bermejales, el litigio por Tablada, la ordenanza peatonal y las denuncias que fueron archivadas durante las obras del tranvía y que fueron interpuestas por los taxistas y los conservacionistas. A lo que habría que sumar todo el follón de las facturas falsas, cada vez más desinflado, aunque ésa sea otra historia. ¿Adónde vamos a llegar? Los ciudadanos tienen la posibilidad de elegir a sus representantes cada cuatro años y pueden ser oídos en sus reivindicaciones por los ediles. Pero acudir al juez simplemente porque no se está de acuerdo con algo que ni siquiera se ha puesto en marcha, supone torcer el sistema. Luego se quejarán del atasco de los juzgados...

Cortejo estrellado.

La cabalgata es materia sensible para el sevillano. Y cuando le tocan la fibra sensible salta como un resorte. Que se lo digan si no a Antonio Rodrigo Torrijos, al que todavía andan corriendo a gorrazos por reivindicar el solsticio de invierno frente a la Navidad. Lo de la cabalgata, sin embargo, es peor porque no se trata sólo de la ilusión de la gente; hay que sumar la de sus hijos. Y ya se sabe que cuando uno pernocta con niños suele amanecer miccionado. O escaldado, que es como han salido el Ayuntamiento y el Ateneo por los inaceptables retrasos -que en algún punto rozaron las dos horas- del cortejo real. Superada la asignatura artística de la comitiva tras la pifia de 2006, urge ahora consensuar un modelo que no falle. Tan simple como eso. Desde el Ayuntamiento aseguran que no hubo improvisación porque se celebraron múltiples reuniones. Peor aún, porque entonces las reuniones no sirvieron para nada. La categoría del Ateneo y su cabalgata nonagenaria no merecen más desprestigio.

Expediente.

La ¿casualidad? ha querido que el marrón se lo coma la Delegación de Infraestructuras, comandada por el mismo Rodrigo Torrijos, que se ha apresurado a abrir expediente a la empresa concesionaria del alumbrado navideño. ¿Pero no quedamos en que se había medido la altura de las luces? La decisión municipal suena a patadón al cielo. Veremos cuando se depuren las responsabilidades qué magro queda de todo esto.

¿Pocas luces?.

Curiosamente, el ayuntamiento tuvo que sufrir en vísperas de Navidad una fuerte ofensiva de los comerciantes a cuenta de la pobre iluminación navideña instalada. Quién le iba a decir al alcalde que la profusión y baja altura del alumbrado de Felipe II iba a ser la culpable del deslucimiento de la cabalgata. Ya comunicó Torrijos que el Centro de Sevilla perdería iluminación navideña en favor de los barrios. Y en el barrio del Porvenir se quedó estrellada la cabalgata con las estrellas de luz de la calle. Ironías del destino. Cuentos de Navidad.

El tiempo.

En el Consistorio subrayan que el retraso en el cortejo apenas superó la media hora. Que se lo digan a la gente de Reyes Católicos, que vio la comitiva casi dos horas después de la previsión facilitada por el Ateneo. Y luego está el tema de los beduinos, a los que dejaron literalmente tirados en Miraflores, arracimados en torno a un puesto de perritos calientes. Casi una hora esperando el autobús, sin luz ni agua para desmaquillarse. Y luego dicen que ser beduino en la cabalgata es un chollo.

Mirar al frente.

Pero la cabalgata supo sobreponerse gracias al esfuerzo de sus voluntarios, comandados por el inefable Juan Ortega y a la ilusión de la ciudad. La novedad de los peluches resultó un acierto. Y los Reyes deben saber de una vez que la gente mide su éxito o fracaso como mago en función de la capacidad que tengan de tirar caramelos.

El mago bombero.

La anécdota de la jornada estuvo en la carroza del Mago de la Ilusión, encarnado por el concejal de Movilidad, Francisco Fernández, responsable de la macroárea que integra al cuerpo de Bomberos y con los que ha mantenido más de un rifirrafe en los últimos meses a cuenta de las reivindicaciones laborales del cuerpo. Curiosamente, fueron los Bomberos los que tuvieron que salvarle subiéndose a su carroza para liberarla de las luces navideñas.

Dinero cofrade.

"Las hermandades de Sevilla tienen mucha suerte porque este cardenal es un blandengue". Lo dice Carlos Amigo Vallejo en una entrevista en el boletín de la Hermandad de Monte-Sión con motivo de los próximos 450 años de la cofradía del Jueves Santo. Amigo se refiere así a la evidente falta de apoyo económico de las hermandades a su Diócesis. Amigo no quiere dar un baculazo. Pero a buen entendedor... En más de una casa de hermandad andan ya dándole vueltas para que no les coja desprevenidos, más aún con el panorama gris de la relación Gobierno-Iglesia, que está aprovechando un sector la izquierda para revisar otra vez la financiación.

dsuarez@correoandalucia.es

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