En cada uno de los tres episodios de El Padrino, de Francis Ford Coppola, hay una escena es la que en la que el personaje de turno alaba el aceite de oliva añadiendo a continuación que sólo en Italia se encuentra ese tesoro.
La afirmación es, a todas luces, mentira como sabemos en Andalucía pero eso no tiene nada que ver con que se lo creyeran millones de espectadores en todo el mundo entre otras cosas porque, aunque un altísimo porcentaje del que vendían fuera andaluz comprado a granel, durante años sucesivas campañas propagaron que procedía de aquella tierra. Esta semana los periódicos han dado la noticia de la adquisición de una de las mayores empresas oleícolas italianas por otra española.
La propiedad de la firma seguirá siendo de sus accionistas y entre ellos, con una inversión notable, están nuestras cajas de ahorros, esperemos que millones de litros de aceite andaluz lleguen a mercados de los cinco continentes hasta ahora inalcanzables y que eso reporte beneficios a nuestros campos y almazaras, pero también importante que los usuarios de todo el mundo puedan saber de donde procede el producto que consumen y que, consecuentemente, aprecian.
Porque no sólo de aceite viven las personas y los territorios. También del prestigio que proporcionan los mitos. De mitos entiende mucho Coppola, que antes de director fue guionista; que sepamos nosotros, está por ver.
Escritor e historiador
antonio_zoido@hotmail.com
