Economía

El aceite de oliva resbala en una mancha centenaria

Rastreando en la hemeroteca de El Correo de Andalucía, bajo el epígrafe de 'El problema del aceite de oliva', son numerosos los artículos que, en primera página y allá por la década de los veinte, abordan las principales rémoras de este sector: exceso de producción respecto al consumo, falta de unidad, escasa promoción. Las mismas que hoy.

el 15 sep 2009 / 23:42 h.

Rastreando en la hemeroteca de El Correo de Andalucía, bajo el epígrafe de 'El problema del aceite de oliva' son numerosos los artículos que, en primera página y allá por la década de los veinte, abordan las principales rémoras de este sector: exceso de producción respecto al consumo, falta de unidad, escasa promoción. Las mismas que hoy.

Estadísticas internas de la patronal aceitera Anierac. Las tres grandes envasadoras del país, a saber, SOS (principal marca, Carbonell), Sovena (especializada en etiquetas blancas, siendo Mercadona su principal cliente) y Coosur (tiene en La Española y Coosur sus referencias prioritarias) suman el 54% del mercado nacional. Si se agregan Maeva, Oleo Daimiel y la alianza Oleomasía-Ybarra-Mueloliva, el porcentaje se eleva al 66%. El tercio restante se distribuye entre 80 empresas distintas, aunque caben dos matices.

Por un lado, Anierac controla una parte mayoritaria del sector industrial, pero no toda, pues al margen quedan innumerables cooperativas que gozan de envasado propio. Por el otro, su estadística tampoco ampara al grupo andaluz Hojiblanca, cuyo peso no es precisamente testimonial en el olivar español.

De los datos, no obstante, pueden sacarse dos conclusiones. Primera, el empuje que está adquiriendo Sovena España, filial de la firma portuguesa del mismo nombre y que tiene sus instalaciones en la localidad sevillana de Brenes -la antigua Agribética-, gracias a su dedicación, casi en exclusiva, a las marcas blancas (etiquetas propias de las cadenas de distribución), en un momento en el que éstas cobran cada vez más fuerza ante la crisis económica y el intento de las familias de abaratar la cesta de la compra. Segunda, que, en términos generales, baja la actividad de los fabricantes tradicionales.

Habla el dueño de una histórica envasadora de Sevilla, que prefiere mantener el anonimato. "Los olivareros se quejan del precio que pagamos, pero ¿cómo dar más con la presión que tenemos de la distribución? Yo fabrico dos marcas blancas para dos cadenas distintas. Si no lo hago, pierdo volumen y posibilidades para colocar mi aceite en sus estanterías. Así están las cosas, y cabe recordar que los productores reciben ayudas europeas, nosotros, no".

Ahora, agrega, las organizaciones agrarias deberían lamentar los años que tuvieron bloqueada la interprofesional aceitera por meras cuestiones de representación o diferencias a la hora de decidir de dónde se obtenía el dinero para financiarla, "pues estaríamos en estos momentos aprovechando todos los frutos de una promoción que no se ha podido hacer".

Una cifra suscita alarma, la que aporta Antonio Luque, presidente de la asociación andaluza de cooperativas agrarias, Faeca. Siete de cada diez litros de aceite de oliva, dice, se comercializan bajo marcas blancas, y esta porción, agrega, es ya "insostenible". "Las cadenas comerciales están optando por una marca mayoritaria, la suya propia, que copa los mejores estantes, los más visibles, y cinco ajenas sometidas a constantes ofertas. Dependemos, más que nunca, de los señores que manejan los lineales".

Pese a la crisis económica, las estadísticas de Anierac revelan que la venta de aceite de oliva aumentó el año pasado un 2,39%, hasta 368 millones de litros, y dentro de las distintas variedades sólo el virgen extra, que es el más caro, sufrió un retroceso, del 5,50%. El abaratamiento al consumidor final y la presión ejercida por la distribución a las envasadoras y por éstas a los productores fueron claves en tal incremento, y esta afirmación se basa en el hecho de que el principal sustituto del oro verde es el aceite de girasol, que se encareció y recortó ventas el 6,3%, con 252,5 millones de litros. El orujo de oliva, en cambio, no levanta cabeza, pues sus 18,36 millones fueron un 8,98% inferiores a los arrojados en 2007.

Segunda prueba de que el mercado del aceite de oliva evolucionó bien en 2008 es el haber recuperado su liderazgo dentro del conjunto de ventas de grasas del país, ya que la totalidad de los aceites de semillas (de girasol, maíz, soja, algodón, etcétera) sumaron 278,72 millones de litros, lejos de los 368 millones del zumo de las aceitunas.

Los problemas de hoy son muy parecidos a los de hace 90 años, y ya se trataron en el primer congreso nacional del sector. Sevilla, 1929.

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