Si otro volcán islandés como el famoso Eyjafjalla no se pone rabioso o una huelga de controladores a gran escala no lo impide, el aeropuerto de Sevilla se encamina a vivir el mejor año de su historia en este 2011. Tras cerrar 2010 ganando viajeros tras dos años de pérdidas, las previsiones apuntan a que en este ejercicio se aumentará entre el 10 y el 12% la cifra de pasajeros, lo que supone ponerse en los 4,7 millones (el año pasado fueron 4,2) y superar así los 4,5 de 2007, el récord histórico del aeródromo hispalense.
Que las cosas van bien lo ha confirmado el mes de enero, que se ha cerrado con un crecimiento de casi el 25%. Los buenos números previstos obedecen a una doble causa: la propia recuperación del tráfico aéreo y la incorporación de nuevas rutas a la programación del aeropuerto. Al menos éste es el análisis de su director, Eugenio Pérez Luengo, que resalta un dato que revelan las propias estadísticas: “Los ciudadanos cada vez viajan más por puro placer, y no porque detrás hayan necesariamente unas vacaciones, negocios o motivos personales”.
Los buenos resultados, por tanto, son fruto de sumar las ganas de viajar con un aumento de la oferta, algo en lo que tiene mucho que ver la irrupción de las compañías de bajo coste, que este año volverán a crecer y acapararán ya el 68% de los viajes que hacen los pasajeros. Teniendo en cuenta que en 2006 esta cifra era sólo del 25,5%, nos encontramos que la presencia de estas aerolíneas ha aumentado un 166% durante estos años. 2010 fue una muestra de ello: Vueling y Ryanair fueron las compañías con más pasajeros, situándose Iberia en el tercer lugar. La previsión es que este año dará un salto importante Ryanair, ya que se notará por completo la incidencia de la base operativa que puso en marcha el pasado noviembre.
San Pablo cumplirá además en julio 20 años desde la apertura de la actual terminal, un aniversario que se produce en plena recuperación de viajeros y con la intención del Ayuntamiento hispalense de abrir nuevas líneas con destino a EEUU, Alemania, Gran Bretaña y Francia... Y es que un reciente análisis realizado por el propio Consistorio cifró en un 22% el margen de mejora del aeródromo sevillano.
Pérez Luengo considera que las actuales instalaciones “tienen recorrido para cubrir ese margen de mejora y mucho más”, hasta el punto de que resalta que “tienen capacidad suficiente como para atender el repunte que puede experimentar la demanda de aquí a 2025”. Eso significa, en la práctica, que “no sería necesaria ni una ampliación ni una segunda pista”, una opción esta última incluida en el propio Plan Director de San Pablo.
El máximo responsable del aeropuerto explica en este sentido que el Plan Director hacía una previsión de posibles necesidades a 15 años vista y contemplaba esta segunda pista en el capítulo denominado “máximo desarrollo posible”. Al final, “la capacidad adquirida por el aeropuerto con las mejoras de los últimos años explica que, de momento, no sea necesaria una segunda pista”.
Eso sí, para llegar a ese año hay que acometer unas mejoras en las que ahora está enfrascado el aeropuerto. La obra más importante es la del nuevo aparcamiento, aunque también se van a realizar otras para, por ejemplo, pasar de los actuales 42 mostradores de facturación a 44. También se va a reforzar la seguridad de la terminal (mejorando el control de accesos y el circuito cerrado de televisión), se incorporarán para los bomberos equipos de radio intrínsecamente seguros (no emiten ondas o electricidad, lo que permite trabajar en ambientes explosivos) y en 2012 se empezará a trabajar en una nueva central eléctrica para dar cobertura al aumento de demanda que se está produciendo.
También habrá cambios en la propia terminal, donde los pasajeros tendrán más oferta: habrá hasta ocho tiendas y seis puntos de restauración, algunos con sellos tan populares como el Horno de San Buenaventura y la cervecería Gambrinus.
Pero la cosa no queda ahí. La terminal de San Pablo cumple 20 años en julio, un momento que se aprovechará para cambiar todas las cubiertas tanto de este edificio como del antiguo. En este último caso el cambio de la techumbre será completo, mientras que en la terminal en servicio se acometerá una reparación complementaria a la realizada hace cinco años: entonces se reforzaron las cubiertas y ahora se les dará un tratamiento para evitar filtraciones.
Los trabajos tienen un presupuesto de 1,6 millones de euros, durarán siete meses y arrancarán en primavera, ya que es una actuación que requiere unas mínimas garantías de contar con buena climatología.
